LA LÓGICA DEL PACTO PARA DUMMIES
“No entiendo por qué si el PP gana las elecciones, no gobierna. Me parece fatal que se junten los demás –que no han ganado- para gobernar y echar al PP. Eso no es justo. Me parece antidemocrático. Debe gobernar el que gana”.
Este discurso os resultará muy familiar. Fue lo que me dijo una buena amiga una semana antes del 24-M, día de las elecciones municipales, cuando debatíamos sobre lo que podía pasar en mi comunidad autónoma (Murcia). “El que gana debe gobernar siempre”, me insistía.
El discurso de mi amiga era de lo que se entiende por “sentido común”, ¿verdad? Todos aceptamos automáticamente que el que gana debe obtener algún premio, una recompensa en contraposición con el perdedor. Pero el sentido común es a veces (la mayoría de las veces) contraproducente en el camino del entendimiento de los fenómenos sociales y políticos. Es evidente que nuestro sistema de elección de representantes políticos es algo más complejo como para resolverse de un plumazo en una conversación de barra de bar. La gente no sabe/no entiende que no elegimos presidentes o alcaldes directamente. Elegimos parlamentos, consistorios, con listas cerradas. Por lo tanto ganar es muy relativo porque no gana quien más votos tiene sino quien más diputados y concejales logra sumar (mayoría absoluta) para su investidura.
Volvamos a mi conversación. Estas explicaciones técnicas –que desarrollé ante su atenta mirada- no convencían a mi amiga. “Vale, si todo eso está muy bien, pero me sigue pareciendo fatal, me respondía. Mi contra replica (segundo intento) entonces versó en que habitualmente la izquierda está repartida en numerosos partidos (PSOE, IU, Verdes, Equo, Podemos, ERC, BComú, Ganemos, plataformas ciudadanas) mientras que la derecha suele estar aglutinada en un solo partido (ahora también Cs), con lo que, esa máxima de “el que gana debería gobernar” exigiría un sistema de elección a doble vuelta entre los dos más votados. Hasta ahí estuvo de acuerdo (“Vale, estoy de acuerdo”). Supongo que este desarrollo conversacional os sonará mucho. Pero no se convencía: “lo de este sistema me sigue pareciendo fatal”. Típica cabezonería de votante medio del PP. ¡Paciencia!
Yo quería que entendiera. Que incluso con este sistema, los pactos entre partidos eran sanos y razonables. Deseables. Entonces no me quedó otra que bajar a su nivel. Utilicé mis conocimientos de psicología para llevar a mi amiga a un terreno familiar y cotidiano que la hiciera entender que un pacto PSOE-IU-PODEMOS era lógico, razonable y casi natural políticamente hablando. Le puse un ejemplo con el que entendió de golpe TODO con meridiana claridad. A continuación comparto con vosotros ese ejemplo:
PD: EXPLICACIÓN GEOGRÁFICA: Como muchos sabréis en la región de Murcia tenemos una laguna llamada Mar Menor, en contraposición con lo que denominamos Mar Mayor (que no es otra cosa que el Mar Mediterráneo). El Mar Menor tiene un agua más salada que el Mediterráneo, con una temperatura mayor (agua más calentita), menor profundidad, playas más pequeñas, menor oleaje, son playas más masificadas por lo general pero muy familiares. Es un lago de mar salada. Tiene sus ventajas e inconvenientes. Os animo a conocerlo.
EJEMPLO:
Pongamos que estamos cenando en una terraza un grupo de 10 amigos de toda la vida. Al terminar de degustar la comida, y mientras tomamos unos gin tonics, alguien plantea qué vamos a hacer en vacaciones. A dónde iremos este mes de Agosto los 15 días que solemos irnos juntos todos los años.
Sofía propone inmediatamente: YO QUIERO IR A LA SIERRA, A UN BONITO CASERÍO, RODEADO DE ARBOLES, NATURALEZA Y RIACHUELOS. Y A PODER SER EN EL NORTE.
Algunos asienten y dicen “guay, a mí también me gustaría”; pero otros no están de acuerdo.
Juan exclama que él quiere que vayamos al Mar Menor, a la costa. Hay un bonito apartahotel en primera línea de playa y allí podríamos pasar dos semanas muy cómodos, chiringuito, solecito, marchita por la noche. Su idea también tiene seguidores y detractores.
Entonces Miriam lanza su oferta. Playa sí, pero al Mar Menor no. Está masificado, el agua está super caliente (“parece sopa”, se queja) y no le apetece nada. Pero ir a una playa del Mediterráneo sí, más fresquita, con arena más fina, así que propone ir a lo que los murcianos llamamos Mar Mayor (A Torrevieja, Águilas, Mazarrón, etc).
Ya tenemos lío. Somos 10. Así que decidimos que decida la madre democracia. ¡¡Votación!! Grito golpeando una cucharilla en el Gin Tonic.
Bien, vamos allá. Hay 3 propuestas:
1. Ir a la sierra, al campo, en plan naturaleza (Sofía)
2. Ir a la playa, al Mar Menor (Juan)
3. Ir a la playa, al Mar Mayor-Mediterráneo (Miriam)
2. Ir a la playa, al Mar Menor (Juan)
3. Ir a la playa, al Mar Mayor-Mediterráneo (Miriam)
Votamos.
Ya tenemos los resultados.
4 votos a favor de ir a la sierra (campo)
3 votos a favor de ir al Mar Menor (playa)
3 votos a favor de ir al Mar Mayor (playa)
3 votos a favor de ir al Mar Menor (playa)
3 votos a favor de ir al Mar Mayor (playa)
Inmediatamente Sofía grita “¡¡ha ganado mi idea, nos vamos al campo, bieeeeen!!”
“Pero yo quiero ir a la playa” dice Miriam , “no al campo”. Y responde Juan, “síiii, playita, bañito, tomar el sol en la arena, joder, ahora al campo…”
“Nada nada, el que gana, decide”. Sofía sentencia. Sofía es el PARTIDO POPULAR.
¡Un momento!, exclama Juan. Se gira hacia Miriam y le susurra “hablemos”. Inician una conversación al margen de Sofía y su grupo. Juan y Miriam podrían ser el PSOE y PODEMOS. Conversan:
- “Vamos a ver Miriam, tanto vosotros (grupo playa Mar Mayor) como nosotros (grupo playa Mar Menor) queremos IR A LA PLAYA. ¿No?
- “Sí, vaya coñazo el campo, en verano pega playa”.
- “¿Y por qué no cedemos, y formamos una suma que nos lleve a la playa?”
- “Pues ahora que lo dices…”
- “Yo prefiero ir a la playa que al campo. ¡Sea Mar Mayor o Menor! Prefiero playa.”
- “¡Y yo, aunque tenga que ir al Mar Menor y la playa sea un agobio!”
- “Bien, tenemos en común lo más importante. QUEREMOS PLAYA. Nos separan simples detalles.”
- “Bien, ¿entonces?”
- Yo cedo hoy y proponemos ir a una playa del Mediterráneo. Y acordamos que la próxima vez que queramos ir a la playa cederás tú e iremos al Mar Menor, ¿te parece?
- Siiiiiiiiiiii.
- Muy bien
- “Sí, vaya coñazo el campo, en verano pega playa”.
- “¿Y por qué no cedemos, y formamos una suma que nos lleve a la playa?”
- “Pues ahora que lo dices…”
- “Yo prefiero ir a la playa que al campo. ¡Sea Mar Mayor o Menor! Prefiero playa.”
- “¡Y yo, aunque tenga que ir al Mar Menor y la playa sea un agobio!”
- “Bien, tenemos en común lo más importante. QUEREMOS PLAYA. Nos separan simples detalles.”
- “Bien, ¿entonces?”
- Yo cedo hoy y proponemos ir a una playa del Mediterráneo. Y acordamos que la próxima vez que queramos ir a la playa cederás tú e iremos al Mar Menor, ¿te parece?
- Siiiiiiiiiiii.
- Muy bien
“Un momento Sofía”, dijo Juan. “Nos vamos a la playa”.
“¿Quéeeee? Ha ganado ir al campo, tramposos, vamos a la sierra”
“No, gana IR A LA PLAYA. NOS HEMOS PUESTO DE ACUERDO. IR A LA PLAYA TIENE 6 VOTOS. IR AL CAMPO SOLO 4. VAMOS A LA PLAYA.”
“Hay una mayoría que quiere PLAYA. GANA IR A LA PLAYA”.
“Hay una mayoría que quiere PLAYA. GANA IR A LA PLAYA”.
Este es el ejemplo.
Puede que entre 3 opciones, o 4 o 5, haya una opción que “gane”. Pero que gane no significa que sea MAYORITARIA.
Está muy claro en nuestro ejemplo que si el grupo de amigos decidieran ir al campo (opción más votada en principio) quedarían satisfechas 4 personas e insatisfechas 6 que –con matices- querían ir a la playa. 4 a favor y 6 en contra.
Igual de claro está que si el grupo de amigos decidiera ir a la playa (aparcados los matices de dónde) habría 6 personas satisfechas y 4 insatisfechas. Y aunque en realidad al final los 10 estaremos contentos de ir a vacaciones juntos sea donde sea (campo, playa, montaña o ciudad), es evidente que la mayoría quiere ir a la playa. Y lo justo es que se imponga la mayoría.
A veces puede pasar que dos opciones (como en nuestro ejemplo Mar Menor y Mar Mayor) no se pongan de acuerdo. Juan y Miriam podían haberse enrocado y no transigir consensuando lo elemental (ir a la playa). “O Mar Menor o nada”. Pero lo natural, lo habitual, es el acuerdo como en el caso del grupo de amigos. ¿Verdad?
Tan natural y habitual como un acuerdo PSOE-IU-PODEMOS o de cualquier otro partido de “izquierdas”, con todos los matices que puedan separarles. Nos parezca raro o no, existe una enorme coincidencia en lo sustancial entre todos los partidos de izquierdas. La defensa de lo público, un Estado del Bienestar fuerte, ayudas a los parados y dependientes, protección del medio ambiente, etc. Después hay matices claro. IU y PODEMOS tienen tics anticapitalistas mientras el PSOE es un partido reformista. ERC es un partido de corte socialdemócrata como el PSOE pero su matiz es que es independentista. Igual pasaría con el BNG, incluso con Bildu (que representaría al colega que se ha portado fatal con nosotros y no le vamos a hacer caso por cabronazo).
Con el PP los elementos en común son menores. Ir al campo e ir a la playa se parece poco. Son destinos muy diferentes. Por eso los pactos de PP y PSOE, como de PP y Podemos, o PP e IU son raros. No por arrinconar a nadie. Simplemente porque las ideas del PP están muy alejados de las de los demás. La democracia decide. La democracia gana cuando 6 suman más que 4 aunque 4 sea más que 3 y 3.
@Peperufo
3 comentarios:
Como siempre, un análisis certero.
Se echaba de menos una lección magistral de las tuyas, Peperufo.
ME HA ENCANTADO! ME ALEGRO QUE VUELVAS A ESCRIBIR!
Gracias por la claridad, Fran, ya se lo he pasado a algunos escépticos para hacer didáctica...
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