
Ibarretxe y los miembros conservadores del Tribunal Constitucional acaban de gastar las últimas bombonas de gasolina para que la fogata no decaiga. Las maniobras oscuras de unos y las cartas marcadas del iluminado guadari nos garantizan meses de confrontación, banderas a gogó y disparates dialecticos varios. No lo duden, hoy en Génova se descorcha champagne y se vitorea al gran Ibarretxe. Lo de los coleguitas del TC ya está descontado porque lo tenían todo bien atado.
A mí estas cosas no solo me decepcionan si no que me aburren. Cuando parecía que ibamos a encarar una campaña donde los temas estrella iban a ser la vivienda y la economía, nos encontramos con que los dos extremos de la cuerda pretenden extasiarnos hasta la extenuación con la Unidad de la Patria y los Derechos de Autodeterminación. El papelón como siempre para un Zapatero a quien el rumbo de los acontecimientos parecen darle la espalda por momentos. Tendrá que "arremangarse" una vez más para ofrecer cordura al debate pero no dudrán en culparle de que estas cosas sucedan ahora y no ayer (aunque ayer sucedían igual).
El Tribunal Constitucional es un circo patético donde unos cuantos señores se pisan las barbillas para ganarse el favor y la palmadita de sus benefactores. El sector conservador parece empeñado en dar batalla y en trasladar los duros enfrentamientos diálecticos del parlamento a esta institución hasta hoy respetada y admirada. Ahora, de la noche a la mañana, hay recusaciones que se aceptan, tratas para llevar adelante los procesos, exigencias de dimisiones varias, lo que unido al descrédito de un CGPJ secuestrado por el Partido Popular nos pinta un cuadro nada estético. Hay quienes ya piden reformas que rescaten la dignidad de esta institución.
Llevamos además un par de semanas en las que el rey recibe golpes de todos lados. Que si el senador del PNV, que si el periodista de mala uva, que si unos jóvenes radicales a los que los medios prestan minutos y minutos de publicidad, que si una revista satírica desnuda a los principes, que si en un pueblecito andaluz se pide un proceso de restauración republicano. Pero no hay olvidar que quien primero disparó contra la monarquía fue esa extrema derecha que hoy tiene encandilado al Partido Popular: Losantos en su púlpito católico y el "demócrata" Ynestrillas, ambos con reiteración y alevosía. Parece en definitiva que ya no es un tema tabú y que la monarquía tendrá que sudar mucho la camiseta para sobrevivir en una sociedad que no entiende las partidas multimillonarias destinadas a estos señores mientras los jóvenes no pueden acceder a una vivienda digna o mientras nuestro sistema sanitario persiste con innumerables carencias. Las balas ya no vienen solo de un lado y eso debe hacernos reflexionar. ¿También son necesarias reformas en este apartado?
En este contexto aperece la segunda parte de una película con final infeliz, el Plan Ibarretxe 2, con la cara lavada pero la conciencia más que sucia. No seré yo quien ponga en entredicho que sea positivo consultar a la ciudadanía pero sí que es exigible a los gobernantes que se tomen medidas dentro de la legalidad y en post de la convivencia. Esta propuesta tiene mucho de propaganda y poco de contenido, pues su validez jurídica es nula y puede que además sea anticonstitucional. ¿Qué pretende el señor Ibarretxe? Todo apunta a que estirarán todo lo que puedan y después enarbolarán un discurso victimista para culpar al estado opresor de los males de EuskalHerria. Además contarán con la inestimable colaboración de un partido popular que redoblará su discurso vascófobo con lo que quizá el PNV pueda tomar bastante oxígeno en las elecciones que el lehendakari ha prometido para después de su consulta (se haga o no).
Volverán a la palestra los fantasmas del franquismo y del peor nacionalismo, el excluyente. En este mercado tienen las de perder aquellos que se posicionan en la centralidad de los planteamientos por cuanto, ó recibirán palos ó serán olvidados, cuando no abandonados y apestados por la opinión pública encendida por el debate visceral: el eje Zapatero-Gallardón-Imaz. Creo sinceramente que estos tres personajes no pueden permanecer callados y deben exigir su cuota de protagonismo frente a las radicales que nos acontecerán. Porque nos esperan semanas de banderas (a ver quien la tiene más grande), de gritos y mecheros, de ver quien la dice más gorda, de choques incendiarios, allí donde los Acebes, Zaplana y Rajoy se sienten más a gusto, como son las cosas, cuando parecía que eran carne de despido..
Es ahí donde la sociedad española debe plantearse ciertas cuestiones en aras de no perder el pulso de la convivencia entre españoles. Y debe reaccionar ante los mensajes apocalípticos para censurarlos y exigir cordura en el debate. La Constitución no es intocable pero mientras esté en vigor, hay que respetarla. Si como parece y como es lógico después de 30 años, esa Carta Magna hecha con la mirada amenazante del franquismo y de los poderes fácticos no gusta o se queda grande o pequeña, hagamos todos un ejercicio de sinceridad política y abramos el melón para reformarla entre todos. Para ello considero primordial que los Rajoy, Ibarretxes y Alcaraces pasen a la historia con contundentes derrotas electorales porque con ellos, jamás se alcanzaría un acuerdo, porque su supervivencia política se nutre y depende precisamente del desacuerdo y la confrontación.
El futuro es el eje Zapatero-Gallardón-Imaz. Con ellos se podrían hacer reformas, se podrían alcanzar acuerdos y conseguiríamos pactos que nos beneficiarían a todos. Cederíamos todos y seguro que conseguiríamos un encaje más racional y estable de nuestras instituciones (no sin la dificultad inherente claro). Entonces, con representantes políticos dignos, podemos hablar de autodeterminación, de republica, de recuperar competencias para el estado o de blindar la Unidad de España. Mientras tanto lo único que hacemos es alimentar a los cuervos políticos que solo miran por su interés particular dando la espalda a los ciudadanos. Es para pensarselo.
Comentarios.
A mí estas cosas no solo me decepcionan si no que me aburren. Cuando parecía que ibamos a encarar una campaña donde los temas estrella iban a ser la vivienda y la economía, nos encontramos con que los dos extremos de la cuerda pretenden extasiarnos hasta la extenuación con la Unidad de la Patria y los Derechos de Autodeterminación. El papelón como siempre para un Zapatero a quien el rumbo de los acontecimientos parecen darle la espalda por momentos. Tendrá que "arremangarse" una vez más para ofrecer cordura al debate pero no dudrán en culparle de que estas cosas sucedan ahora y no ayer (aunque ayer sucedían igual).
El Tribunal Constitucional es un circo patético donde unos cuantos señores se pisan las barbillas para ganarse el favor y la palmadita de sus benefactores. El sector conservador parece empeñado en dar batalla y en trasladar los duros enfrentamientos diálecticos del parlamento a esta institución hasta hoy respetada y admirada. Ahora, de la noche a la mañana, hay recusaciones que se aceptan, tratas para llevar adelante los procesos, exigencias de dimisiones varias, lo que unido al descrédito de un CGPJ secuestrado por el Partido Popular nos pinta un cuadro nada estético. Hay quienes ya piden reformas que rescaten la dignidad de esta institución.
Llevamos además un par de semanas en las que el rey recibe golpes de todos lados. Que si el senador del PNV, que si el periodista de mala uva, que si unos jóvenes radicales a los que los medios prestan minutos y minutos de publicidad, que si una revista satírica desnuda a los principes, que si en un pueblecito andaluz se pide un proceso de restauración republicano. Pero no hay olvidar que quien primero disparó contra la monarquía fue esa extrema derecha que hoy tiene encandilado al Partido Popular: Losantos en su púlpito católico y el "demócrata" Ynestrillas, ambos con reiteración y alevosía. Parece en definitiva que ya no es un tema tabú y que la monarquía tendrá que sudar mucho la camiseta para sobrevivir en una sociedad que no entiende las partidas multimillonarias destinadas a estos señores mientras los jóvenes no pueden acceder a una vivienda digna o mientras nuestro sistema sanitario persiste con innumerables carencias. Las balas ya no vienen solo de un lado y eso debe hacernos reflexionar. ¿También son necesarias reformas en este apartado?
En este contexto aperece la segunda parte de una película con final infeliz, el Plan Ibarretxe 2, con la cara lavada pero la conciencia más que sucia. No seré yo quien ponga en entredicho que sea positivo consultar a la ciudadanía pero sí que es exigible a los gobernantes que se tomen medidas dentro de la legalidad y en post de la convivencia. Esta propuesta tiene mucho de propaganda y poco de contenido, pues su validez jurídica es nula y puede que además sea anticonstitucional. ¿Qué pretende el señor Ibarretxe? Todo apunta a que estirarán todo lo que puedan y después enarbolarán un discurso victimista para culpar al estado opresor de los males de EuskalHerria. Además contarán con la inestimable colaboración de un partido popular que redoblará su discurso vascófobo con lo que quizá el PNV pueda tomar bastante oxígeno en las elecciones que el lehendakari ha prometido para después de su consulta (se haga o no).
Volverán a la palestra los fantasmas del franquismo y del peor nacionalismo, el excluyente. En este mercado tienen las de perder aquellos que se posicionan en la centralidad de los planteamientos por cuanto, ó recibirán palos ó serán olvidados, cuando no abandonados y apestados por la opinión pública encendida por el debate visceral: el eje Zapatero-Gallardón-Imaz. Creo sinceramente que estos tres personajes no pueden permanecer callados y deben exigir su cuota de protagonismo frente a las radicales que nos acontecerán. Porque nos esperan semanas de banderas (a ver quien la tiene más grande), de gritos y mecheros, de ver quien la dice más gorda, de choques incendiarios, allí donde los Acebes, Zaplana y Rajoy se sienten más a gusto, como son las cosas, cuando parecía que eran carne de despido..
Es ahí donde la sociedad española debe plantearse ciertas cuestiones en aras de no perder el pulso de la convivencia entre españoles. Y debe reaccionar ante los mensajes apocalípticos para censurarlos y exigir cordura en el debate. La Constitución no es intocable pero mientras esté en vigor, hay que respetarla. Si como parece y como es lógico después de 30 años, esa Carta Magna hecha con la mirada amenazante del franquismo y de los poderes fácticos no gusta o se queda grande o pequeña, hagamos todos un ejercicio de sinceridad política y abramos el melón para reformarla entre todos. Para ello considero primordial que los Rajoy, Ibarretxes y Alcaraces pasen a la historia con contundentes derrotas electorales porque con ellos, jamás se alcanzaría un acuerdo, porque su supervivencia política se nutre y depende precisamente del desacuerdo y la confrontación.
El futuro es el eje Zapatero-Gallardón-Imaz. Con ellos se podrían hacer reformas, se podrían alcanzar acuerdos y conseguiríamos pactos que nos beneficiarían a todos. Cederíamos todos y seguro que conseguiríamos un encaje más racional y estable de nuestras instituciones (no sin la dificultad inherente claro). Entonces, con representantes políticos dignos, podemos hablar de autodeterminación, de republica, de recuperar competencias para el estado o de blindar la Unidad de España. Mientras tanto lo único que hacemos es alimentar a los cuervos políticos que solo miran por su interés particular dando la espalda a los ciudadanos. Es para pensarselo.
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