REFLEXIÓN SOBRE LOS RESULTADOS DE LAS ELECCIONES MUNICIPALES: TENDENCIAS QUE PREOCUPAN SI SE CONSOLIDAN.
Los resultados de las elecciones municipales del 27 de mayo deben provocar con urgencia un debate ideológico y político de altura en la llamada "izquierda española", a riesgo de que se pueda perder la sintonía con los ciudadanos en futuras contiendas electorales. Algo está fallando, por encima de decisiones puntuales, candidatos inadecuados o tendencias históricas en una u otra comunidad autónoma. La pequeña crísis existencial ocurrida en estos comicios va mucho más allá. La proliferación cada vez más acuciante del llamado "obrero de derechas" amenaza con extenderse por toda la geografía, inundando con peligro regiones mayoritariamente progresistas en el voto.
Hablemos de ese obrero de derechas, cada vez más mayoritario en la sociedad española. Me gustaría parafrasear a Antonio Lopez del Moral que dice al respecto:
"Obreros de derechas son los peperos que regentan videoclubes, asadores de pollos, fruterías, bares, obreros de derechas son los porteros del barrio de Salamanca de Madrid que se inclinan al abrir las puertas de los Mercedes de los que descienden sin mirarles los señores a los que votan, obreros de derechas son los dueños de las peluquerías que no quisieron cerrar durante la huelga, y que esgrimen argumentos tan egocéntricos como 'a mí no me regalan nada los de la izquierda', obreros de derechas son también los trabajadores de a pie que no votan porque 'son todos unos ladrones', obreros de derechas son los taxistas que dicen que 'a la izquierda no, que me quitan lo que yo gano con mi esfuerzo'. Un obrero de derechas es aquel que no ve o no quiere ver más allá de los cuatro céntimos que ha reunido, y al que lo único que interesa es poner el aire acondicionado o la tarima de su pisito del extrarradio. También lo son los empleados de banca que se han visto obligados a hacerse un plan de pensiones privado, porque la seguridad social ya no las garantiza, y que, temerosos de perder sus ahorros, apoyan la opción conservadora.
Obreros de derechas son los contratados temporalmente que justifican la precariedad laboral con el argumento de que 'hay mucho vago que vive del cuento', obreros de derechas son los que entienden que las privatizaciones de los hospitales, de los transportes o de los colegios mejoran su funcionamiento porque así 'esos mangantes que no dan ni golpe ya no tienen garantizado el puesto'. Qué pena, Dios, qué pena. Y mientras tanto la verdadera derecha, la que se llena los bolsillos a raudales con la especulación inmobiliaria, con la información financiera privilegiada, con las prebendas políticas, con las OPAs hostiles, la derecha de los bancos, de los holdings, de Gescartera, toda esa auténtica derechona frotándose las manos. A estos idiotas, pensarán, les podemos quitar la seguridad laboral, el derecho a la huelga, la libertad de información, les podemos quitar hasta los pantalones y el orgullo, porque luego les dejamos que rebañen la cazuela y laman el plato, les damos las sobras y se conforman. Y encima llaman guapo a Aznar."
Cada vez hay más y eso debería hacernos reflexionar, porque si cada vez hay más es porque así lo deciden y así lo entienden muchos ciudadanos. Siendo más concreto. ¿Qué ha pasado en comunidades autónomas como Madrid, Valencia, Murcia o Baleares donde a pesar de los numerosos escándalos de corrupción, de la manipulación informativa evidente, de la destrucción del medio ambiente y de la creciente diferencia entre rentas altas y bajas, el Partido Popular se mantiene o aumenta su representación parlamentaria? Las respuestas son varias:
- El carisma de los candidatos. En unos elecciones municipales y autonómicas los ciudadanos votan según la confianza que el candidato les inspire, su forma de expresarse, el bagaje que tenga e incluso su trayectoria, en definitiva, debe tener don de gentes y ser populacho. Un político honrado pero sin carisma puede aspirar a ganar en un pueblo pequeño, no en una ciudad y menos aún en toda una comunidad. Los títulos universitarios tampoco sirven si luego eres un pésimo comunicador y si no eres capaz de provocar algún sentimiento de afinidad con el electorado. ¿Convencían Pla o Simancas antes de las elecciones? ¿Tenían tirón? ¿Entonces por qué los presentas?
- La trayectoria de los candidatos y el partido en cada feudo: es otra variable a tener en cuanta directamente relacionada con la anterior. En las comunidad citadas (valencia, madrid, murcia) los gobiernos populares han cosechado grandes logros macroeconómicos, en parte por su gestión y políticas liberales, pero auspiciados por un ciclo económico de crecimiento a nivel mundial que se antepone a los últimos años del Felipismo cuando la crísis económica internacional asoló el país. Los ciudadanos han podido asociar crecimiento = PP paro = PSOE. Esa idea hay que combartirla con argumentos. La economía en 1993 no se hundió por culpa de una decisión de los socialistas, que llevaban una década llevando al país a unos niveles de bienestar inimaginables, la economía de mueve por ciclos. Ese año, si hubiese gobernado Aznar, la economía hubiese hecho crack igual, como pasó también en Japón, Francia, Italia, Alemania, etc. ¿Alguién lo ha explicado? Como dijo Ansón, "si con la recuperación económica que empezaba a notarse a nivel mundial en 1995 Gonzalez hubiese repetido en 1996, hubiesemos pasado de los 40 años de Franco a los 40 años de Felipe"
- Los éxitos mediáticos de las políticas liberales: las políticas del Partido Popular se podrían resumir en "mucha fachada y pocos cimientos", es como un magnífico escaparate lleno de productos de lujo que puedes mirar pero tocarlos está al alcance de unos pocos. Grandes obras públicas, centros comerciales gigantescos, tranvías experimentales inaugurados a última hora, grandes urbanizaciones con campos de golf, etc. Una apuesta decidida por la política de barra libe urbanística que provoca la sensación de que se ha crecido/mejorado/avanzado mucho porque ahora se pueden hacer pisos, el municipio crece y nos acordamos de que hace unos años "nada de esto estaba". El dicho "trae riqueza, trae trabajo" puede escucharse en cualquier pensionista del lugar y hasta en el joven universitario con mayor formación. Crecer al 4% a pesar de tener sueldos bajos, trabajo temporal o dificultades para acceder a la vivienda es accesorio en una sociedad que se mueve hacia el aburguesamiento y el consumismo total, cosa que no crítico, es lo que hay. ¿Y si mañana me recalifican a mí este terrenito que tengo en las afueras y me hago de oro? "Vendrán los socialistas, pararán la construcción y volveremos a la ruina". ¿Os suena?
- Discurso en "negativo" de la oposición: plantear la campaña electoral en términos negativos y acusatorios es visto por los ciudadanos como una amenaza al statu quo citado en el punto anterior. La voracidad contra la corrupción no es entendida por los ciudadanos en una sociedad donde cada día la ciudad está más bonita, donde se crece cada vez más y donde no hay apenas paro. Donde prima el gusto por la cantidad sobre la calidad se llega a justificar la corrupción "¿quién no haría lo mismo?" dicen, "mientras crezca la ciudad me da igual, total todos son iguales". Pero, aparte de decir lo malo que es el rival (cuando la mayoría está todavía con la boca abierta viendo los exultantes centros comerciales y las bonitas nuevas urbes llenas de guiris), ¿dónde están las propuestas? Y en el caso de plantearlas, ¿se han planteado como rupturistas? ¿Los ciudadanos las han podido percibir como radicales? Es posible porque la gente dirá, "¿para qué cambiar cuando ahora nos va razonablemente bien, al menos no estamos como en 1995 con el 25% de paro no?" que entronca de nuevo con el punto anterior. ¿Qué interesa a los ciudadanos? Para la izquierda parece ser que el medio ambiente, la educación y los tan manidos conceptos "I+D" "desarrollo sostenible" que nadie entiende aunque todos repiten hasta la extenuación. Hay una falta de pedagogía, claridad y cercanía con los ciudadanos apabullante. Ponganse en lugar de cualquier ciudadano que escucha este tipo de discursos, se puede preguntar perfectamente si esta gente habla en chino, y sin duda pensará que no le van a resolver la papeleta con la hipoteca, con el precio de la vida o con el peligro de irse a la calle en el trabajo. Frente a la opción progresista, está en gestor de derechas que te garantiza que el ritmo de crecimiento no parará, que habrá empleo (la calidad es otra cosa) y que gracias a ellos el fantasma del principio de los noventa ha acabado.
- ¿Para qué cambiar? Saber vender, saber comprar: Entonces, ¿para qué cambiar hacia modelos que no conozco, ni me interesan, ni me saben vender? Prefiero ladrillos, campos de golf y esquilmar sierras y bosques para que sigamos "creciendo" a arriesgarme con mi dinero. Porque todo el final se reduce al dinero, al sueldo, al empleo, a la estabilidad económica. Muchos empleos dependen, directa o indirectamente de la construcción y de la pujanza del sector privado. El albañíl, el fontanero, el comerciante, etc...depende de que el chollo continue, y el que venga después que se las vaya apañando si no queda territorio. La mayoría está pringada en las mismas prácticas de nuestros gobernantes, son comunidades donde el dinero negro y la inversión inmobiliaria están al orden deñ día ¿Por qué voy a echar en cara yo al político algo que todo el mundo hace aunque sea a pequeña escala? El pensar que algún día te puede tocar a tí pesa mucho en el voto, en lugares donde los nuevos ricos crecen a un ritmo desorbitado. ¡Y que me bajen los impuestos! ¿Por qué las opciones progresistas no hacen un ejercicio de empatía con esta gente modulando las propuestas para convencerles de que en una matriz beneficios/gastos las fuertes bajadas de impuestos son a costa de los servicios públicos que todos dusfrutamos? Hablándoles de I+D+I mal asunto. Hay que mostrar una opción continuista en los grandes rasgos, sin demonizar sectores, anunciando cambios tranquilos a la vez que otra forma de redistribuir la riqueza. Un cambio tranquilo de modelo como está haciendo Zapatero a nivel nacional. En Murcia o Valencia no se han creído a Pla y Saura. Por algo será.
- La derecha mima los sentimientos; la izquierda antepone la cabeza al corazón. Hay un absoluto desprecio en la izquierda hacia los sentimientos colectivos sobre todo cuando estos se sustentan en supuestos que no se podrían mantener en una universidad u cualquier otro foro donde el racionalismo tenga cabida. La derecha juega casi exclusivamente con los sentimientos porque saben que la inmensa mayoría de ciudadanos no mira programas, ni propuestas, ni historias raras, votan con el corazón, votan por empatía en el discurso, votan porque se sienten defendidos e identificados aunque los hechos demuestren lo contrario. Por mucho que toda una comunidad científica haya dejado por los suelos el proyecto del trasvase del Ebro, en Levante nadie lo entiendesu derogación o se aribuye a factores que no se ciñen a la realidad; tampoco se les ha explicado, ni se ha querido explicar, no hay información. La gente se pone las manos en la cabeza viendo miles de hm en el agua en Murcia y Alicante y no se les explica nada. Luego están quienes aprovechan la corriente y quienes no, quienes intervienen en el momento preciso para parar la marea y quien no. Narbona por poner un ejemplo dijo nada más derogar el trasvase del Ebro que su departamente no gastaría un céntimo de euro para explicar esa derogación porque "los resultados hablarán por sí solos y la gente verá que esta es mejor opción". Recuerdo haber advertido a un militante del PSOE murciano que se equivocaban de pleno. ¿Por qué ese desprecio a explicarse con claridad, a empatizar con los ciudadanos y a poner las cartas sobre la mesa? ¿Por qué dejar que vengan otros a reconducir ese sentimiento mayoritario hacia posiciones partidistas? ¿Por qué dar esa oportunidad a los rivales?
- El desprestigio de la clase política: "todos son iguales". Discurso que hace mella en los votantes progresistas pero no en los populares, que más bien aplicarían el "este es tío es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Este es uno de los logros más evidente de la derecha mediática, trasladando una asimetría tramposa que se utiliza cuando conviene y se esconde cuando molesta. En resumidas cuentas cuando un alcalde del PP es pillado en alguna corruptela es que "todos son iguales"; cuando hablamos de un alcalde del PSOE es "ya vuelve la corrupción socialista". La derecha va a bloque, sin miramientos, con convencimiento. Hay algo que admiro en ellos: piensan que por pésimos que sean sus gobernantes o candidatos, siempre defenderán mejor sus intereses que el mejor candidato socialista. Al revés no pasa, y para mí, excluyendo el nivel local/municipal, es un grave error. El candidato progresista más mediocre, con menor carisma, con menor don de palabra y con peor recorrido, siempre, siempre, defenderá mejor las políticas progresistas que tan bien sientan al país.
- Desmovilización de la izquierda: con un proyecto alternativo que en muchas ocasiones no se entiende, en regiones donde hay lagunas pero la economía va razonablemente bien, cuando lo que había antes era un modelo de "paro y corrupción" (mitos anclados en el subconsciente), cuando no hay un motivo extra con el que se pueda votar en contra de la otra opción, cuando a pesar de ser progresista lo que más te sigue importando es la pela (como es normal) y que el sistema aguante en su pujanza, cuando presentas candidatos sin tirón, cuando no sabes vender tus logros, cuando tu rival es capaz de llevarte al terreno deseado, cuando no se interviene en los sentimientos, cuando no hay tensión electoral, cuando no se plantean proyectos para la gente de la calle, directos, concretos, sencillos...cuando ocurre todo esto, el joven dice: "todos son iguales, que vaya a votarlos su pu...madre".
Ese es el problema. Si se corrije algo de esto, sin dudas Zapatero repetirá. No se puede extrapolar un resultado municipal a otro nacional, porque el voto es distinto y la participación también. Soy optimista. Pero hay que corregir ya los fallos, que no son pocos y pueden cronificarse. No hay que cerrar los ojos.
Un saludo a todos.