DEBATE VALCÁRCEL-SAURA: UN PRESIDENTE DESQUICIADO Y ALEJADO DE LA REALIDAD FRENTE A UN CANDIDATO MODERADO CON LOS PIES EN EL SUELO.



Valcárcel y Saura, dos formas diametralmente opuestas de entender la función pública, se han enfrentado en un duro debate pre-electoral bajo las cámaras de canal 6 durante casi dos horas, gran parte de las cuales se ha debatido sobre corrupción urbanística, aunque algunos temas más se han podido tocar. Hemos visto a un presidente tenso, nervioso y demasiado agresivo que no ha dudado en faltar al respeto a su oponente ("mentiroso, calumniador, usted no tiene ni idea de lo que habla, usted no respeta a los murcianos") para hacer valer una posiciones que de por sí, no se sostienen por mucho que se empeñe; esa pasmosa facilidad y naturalidad para mentir le delata. Ha llegado incluso en un alarde de desvergüenza a afirmar que su gobierno no tiene altos cargos imputados, queriendo él sí burlar (y no Saura) a los murcianos sobre casos como La Zerrichera, Puerto Mayor, Cieza o Archena, que quiera o no Valcárcel, existen.

El presidente comenzó más centrado que Saura, consciente de que el guión lo tenía bien escrito y que su batería de mentiras fariseas terminarían por convencernos de que la especulación en la Región es cosa de 3 alcaldes socialistas y que él no tiene nada que ver, que en Cartagena, Torre Pachecho o Murcia no se construye vamos. Saura ha sido hábil en decir "no se esconda detrás de sus alcaldes señor presidente, usted tiene la responsabilidad como presidente de la Comunidad" demostrando que Valcárcel, por no tener, no tiene ni escrúpulos para limpiarse las manos como si la cosa no fuese con él cuando sabemos que todos los proyectos deben ser refrendados por su gobierno regional. ¿Para qué tenemos un presidente que no hace nada y que lo firma todo? "¿Será el problema la Ley del Suelo Regional y la falta de financiación de los ayuntamientos?"

Saura dió en clave y Valcárcel tuvo que echar mano del plan B: ataque directo (y bastante carnicero) a su persona y al tan manido retranqueo de una empresa familiar del candidato creada en 1950, una operación que el presidente no ha podido demostrar (35 metros de retranqueo sin beneficio alguno) en contraposición de los supuestos negocios multimillonarios de la familia Valcárcel, enfrentados a cámara en una gráfico de los que hace pupa y que dibujaba a la familia del presidente como los Corleone con numerosas sociedades interpuestas para la promoción urbanística. Esto enervó a un presidente que perdió los papeles más si cabe, y no le quedó otra que lanzar un ordago "si usted demuestra eso yo me voy, sino, se va usted" a lo que Saura respondió "yo nunca miento". La lectura sigilosa de Saura de cada una de las sociedades elevó más si cabe la tensión. El presidente negaba la mayor. Pero todos recordamos como salió en prensa nacional y regional la sociedad en la que participaban Sanchez Carrillo, Carlos Valcárcel o Facundo Armero. ¿No se acuerdan? Saura ha explicado que desde 1998 la familia del presidente ha hecho negocios multimillonarios en los principales proyectos urbanísticos bendecidos por el gobierno regional. "Y los murcianos pagamos con su pésima ordenación del territorio, solo hay que ver como está el tráfico en nuestra ciudades señor presidente". El reto queda en el aire.

El round de las corruptelas, en las que Valcárcel en un principio pareció manejarse mejor (Valcárcel comenzó mucho más asentado y suelto, Saura nervioso) terminó con un presidente desquiciado, elevando el tono y acusando infantilmente a su rival hasta de 30 casos de corrupción que dios sabe de donde se los habrá sacado. "Señor presidente ni un solo cargo socialista está imputado por corrupción, usted tiene 17, esa es la realidad". Los intentos del presidente por confundir a los espectadores acusando a Saura de mantener un cargo condenado por los Tribunales se diluyó como un azurillo cuando el candidato socialista le espetó que "ese caso no se debe a un caso de corrupción sino a un delito de faltas en una rueda de prensa". La impresión general es que Saura tocó hueso con "Los Valcárcelone" sacando lo peor del presidente, prepotencia, agresividad y malos modos.

Tras un descanso, el debate retornó a cuestiones más concretas sin abandonar nunca las "puyas" sobre corruptelas varias, por un presidente empeñado en negar una realidad que no se escapa a ningún murciano, por muy simpatizante del PP que sea, los imputados por corrupción en las filas populares. La explicación docente de Saura sobre apartar a cargos imputados hasta que la justicia dictamine sonó convincente a pesar del alarde de victimismo de un presidente que ha vuelto a dar la cara por los cargos huntados por la Justicia. No fue capaz de tampoco de responder a aquello que prometió en ese mismo plató y que Saura sacó a la luz, el cesar a cualquier cargo imputado; eso no le interesaba al presidente así que se pasó a otras cuestiones menos incómodas.

A la pregunta sobre "qué sueldo tenía cada uno, bienes, hipotecas, tipos de interés de las mismas" Saura sacó a relucir una sinceridad que se agradece dando de sí todo tipo de detalles, sin esconder su sueldo y especificando hasta el tipo de interés de sus prestamos; enfrente un presidente que dice "no saber ni importarle lo que gana, porque la economía de su casa la lleva su mujer", "tampoco sé exactamente el tipo de interés de mis prestamos, que los tengo como cualquier murciano": mucho menos convincente, en una actitud sospechosa de sentirse especialmente incómodo con esta pregunta. ¿Por qué? Muchas dudas ha dejado la respuesta del presidente en los murcianos a buen seguro, muchas más de las que Rajoy provocó hace un par de semanas en su entrevista popular en TVE.

Tocaba sanidad entre algunos manos a mano acusatorios y ahí Valcárcel pareció más lejano aún de las inquietudes de la ciudadanía. Perdido en cifras macroeconómicas y en inversiones desglosadas- Saura le dijo que faltaría más que no hubiese invertido nada con un presupuesto de 700.000 millones de pesetas- no supo convencer a casi nadie de que la sanidad era el reino Midas de este gobierno y así Saura, esta vez repuesto y sacando su vena más pedagógica, lo desmontó procurándole la opinión de la calle, muy distinta, ejemplificada en la demanda de una anciana que se quejaba de las largas listas de espera en atención primaria. "Tanto" para el candidato socialista, mucho más certero en el análisis sin necesidad de grandes cifras. Y es que las camas en los pasillos, el número de enfermeras por cada 1000 habitantes (en la cola la Región a nivel nacional) y las listas de espera son grandes losas que el presidente no puede levantar así como así ni enmascarar en cifras multimillonarias. Saura respondió con una ley que garantice los derechos de los enfermos a la atención médica y prometió que en atención primaria le demora será cero. "Si usted compara la Región con la otras, verá que estamos en la cola de todos los ratios señor presidente". La puntilla llegó cuando acusó al presidente de maquillar cifras "enviando enfermos a la privada porque en la pública no cumplen los objetivos y lo saben".

En vivienda el presidente ha estado demasiado gris (quizá el cargo de conciencia por su chollito en la Gran Vía que no explicó pese a los intentos de Saura), ni una sola propuesta conformandose ya a la deriva con atacar a los ayuntamientos socialistas con argumentos que no se sostienen por ningún lado. De cuadros se quedó cuando Saura sacó a cámara el gráfico donde se demostraba que en los consistorios socialistas se hacía el triple de vivienda social que en los populares. "Pero ustedes no ceden suelo"-espetó el presidente irritado- mientras Saura convencía con el relato de un hecho que todos muchos hemos conocido y que todos los que tengamos dos pies en el suelo sabemos que ocurre: los pocos pisos protegidos son sorteados a dedo por los promotores y en muchos casos se pide una suma de dinero negro que escapa al control público, algo que Valcárcel indignado y en plan armagedon negó, acusando a Saura de calumniar a los notarios "usted no sabe de lo que habla señor Saura, qué falta de respeto hacia los murcianos" a lo que el candidato socialista respondió "Señor Valcárcel eso ocurre y usted lo sabe, pero no en los ayuntamientos socialistas, porque no cedemos los concursos a las empresas promotoras como hacen ustedes, sino que es el propia ayuntamiento quien lo gestiona". A las acusaciones de falta de transparencia el presidente doblaba los insultos ("usted no sabe de nada señor Saura") mientras Saura prometía si gobernaba que una de cada dos viviendas que se hagan en la Región sea VPO, hoy en día representan solo el 5% del parque total (40% en 1995).

Y llegó el tema del agua con un presidente ahogado, que bebía agua tembloroso (la mano le temblaba), bastante enojado, seguramente con la tensión por las nubes frente a un Saura tranquilo que había remontado la crísis inicial, sin perder las formas y hablando en clave pedagógica como profesor de economía en la universidad que es. El presidente creyó erroneamente que en este apartado saldría vencedor al ser su especialidad (8 años de mentiras dan mucho de sí) pero erró. Saura asombró a propios y extraños con el numerito de dos botellines de agua, una vacío con la pegatina de Agua para todos y otro lleno con la pegatina del programa Agua -" este botellín representa sus 12 años de gobierno y los 8 de Aznar, 0 hm de agua señor presidente, este los 400 Hm que el programa Agua garantiza con inversiones record". Este cuadro terminó por desmontar tantos años de nacionalismo hidráulico "los hechos son los hechos". Buena jugada.

Pero la cosa no quedó solo ahí, el candidato socialista enmudeció al presidente pidiendole que dijese "la página del programa electoral del PP a nivel nacional donde se habla del trasvase del Ebro, dígame la página", evidentemente, esa página no existe porque el PP ha dejado al margen el citado trasvase, hecho refrendado con la lectura que hizo Saura del Estatuto Aragonés, votado también por el señor Rajoy. "Pero usted también lo ha votado, ¿o no señor Saura?". El presidente olvidaba que en su bravuconería no incluía que Saura no contempla un trasvase del Ebro y que su apuesta era otra "anuncio un segundo programa Agua, que añadirá a los 400 Hm otros 150 como mínimo más". KO total. La promesa del Agua para Todos ridiculizada en una demostración brillante con dos botellines de agua. Gráfico e ilustrativo para el que siga teniendo dudas.

El presidente estaba KO y cuando tuvo que tragar con los gráficos que demostraban que el gobierno Zapatero ha invertido cada año el doble de lo que hacía el gobierno Aznar no pudo más y terminó dando un espectáculo lamentable con expresiones chulescas, malsonantes y de muy poco estilo. Cuando Saura hablaba de obras licitadas, Valcárcel recitaba el rosario del señor Ayala, reconociendo la inversión pero negando la ejecución (un mal menor). Solo el moderador, que le echó varios cables, impidió que el presidente se retratase más y peor. Hasta reticente pareció a dar un apretón de manos a un Saura mucho más natural, sencillo, honrado y directo aunque pueda ser menos brillante en la dialéctica y pueda tener menos carisma, un candidato que había ganado la batalla a los puntos, remontando un debate que empezó perdiendo pero que el presidente terminó tirando con sus mentiras y sus malas formas.

Con la impresión de que Valcárcel ha podido gustar a los más radicales de su partido pero que no ha ganado un solo voto (ha terminado de alejar a los centristas), y con un Saura que habrá generado cierta confianza en muchos indecisos, acabó un debate que no pasará a la historia como uno de los más prosperos en calidad pero sí como un fiel retrato de dos formas muy distintas de ejercer la política. Una cosa está clara: muchos murcianos han calado ya al señor Valcárcel. El resto, el 27 de mayo. De los murcianos depende. Buen provecho.

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