La izquierda poderosa: partidos, sindicatos, colectivos sociales (foto Rajoy en el congreso de UGT)
Vivimos en una región donde todo lo malo, sea el paro, el colapso sanitario o las deficiencias educativas, es automáticamente endosado a la izquierda y en concreto al gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero. El ejecutivo socialista ha sido dibujado por la derecha política y económica murciana como un basurero donde verter toda la mierda, ajena y propia. Llegamos a un punto en que tenemos dos presidentes, el nacional y el autonómico, uno de ellos hiperresponsable (incluso de materias que no son de su responsabilidad) y otro hiporresponsable (se desentiende incluso de aquellas materias que son exclusivas de su cargo). El hiperresponsable además, según el dibujo, es torpe, malévolo y quisquilloso; el hiporresponsable además es guapo, atractivo y sabe hablar muy bien, lo tiene todo, qué majo es. En esta tierra el primero lo tiene todo en contra, desde la patronal hasta el colectivo de los artesanos del botijo murciano. El segundo es inmaculado incluso, y esto es grave con la que está cayendo, para los sindicatos. En medio está la sociedad, ciudadanos que beben de las fuentes que están disponibles, medios de comunicación subvencionados por el gobierno regional, y portavoces de la cosa, personajes de bajos escrúpulos que hablan muy claro (a veces rozando el insulto personal) y que por lo tanto llegan facilmente al intelecto del ciudadano medio.
Estos ciudadanos perciben esta caricatura infantil como real, los malos y los buenos. Les han inducido a pensar así después de años de campañas y bombardeos informativos a gran escala. La información y el marketing es poder y eso la derecha lo entiende muy bien y la izquierda, directamente no lo entiende y así le va. La historia que narran los satélites del PP murciano ha sido pues interiorizada: un señor malo que siempre hace maldades frente a un robin murciano que se parte el pecho por su tierra. No hace falta ser un entendido para concluir que hasta que no se consiga cambiar el guión de la historia, los murcianos seguirán votando la opción del PP, pase lo que pase, llueve o truene. Tienen el camino muy recorrido, años de mentiras, manipulaciones y persuasiones colectivas que nacen del victimismo nacionalista instaurado por los gobiernos de Valcárcel. Así pues mientras un solo murciano maldiga la sanidad murciana mentando a Zapatero, por poner un ejemplo de competencia exclusiva de la comunidad autónoma, la marca socialista no podrá despegar en esta región. ¿Para cuando una campaña informativa sobre las competencias de la comunidad autónoma como dios manda Pedro? Alguna vez que hemos coincidido te lo he remarcado. Alguien tiene que explicar al murciano a quien debe exigir responsabilidades cuando algo no funciona. Cuando el fallo esté en Madrid que miren a Madrid, pero cuando esté en Murcia, que nadie escurra el bulto.
Siempre he dicho que para provocar un vuelco es necesaria una dosis de crispación política y social. La primera (política) debe nacer de los partidos en la oposición, debiendo dispensar un control feroz sobre la actividad parlamentaria del gobierno. Es un no dejar respirar al rival político. Esto no se está haciendo y es un craso error. La segunda (social) debe partir de los sindicatos, entre otros, ampliando dicho control parlamentario al ámbito económico y laboral murciano. Y entre unos y otros instaurar los debates en la calle y que los medios no tengan más remedio que hacerse eco. Razones de sobra existen para justificar un acoso diario y continuado sobre los desmanes y las irresponsables decisiones de un gobierno regional ausente e incapaz de afrontar los retos que marca la peor crísis económica de los últimos 70 años. Una crísis especialmente virulenta aquí por la necedad de personajes como Valcárcel, Cámara, Egea o Del Toro, entre otros. ¿Cómo conseguir esto? Una vez más topamos con el concepto de estrategia. Como habéis visto estos días, en el PP se saben la lección de carrerilla y no se cuidan de planificar el derribo del gobierno con la ayuda de la patronal. ¿Sorprendente? Para nada. Aquí en la región de Murcia sabemos que uno de los mayores altavoces de Valcárcel es la CROEM. Eso se llama marcar las cartas. ¿Cuándo marcará el PSRM-PSOE sus cartas?
Hace unas semanas tuve una interesante conversación en la que el interlocutor me decía que los sindicatos en la región llegaron a ser un ejército tan poderoso que incluso los poderes fácticos temblaban ante su influencia y capacidad de movilización. Por lo tanto la derecha murciana entendió que, en vez de enfrentarlos, lo más sencillo era bloquearlos (comprarlos). "Lo que haga falta, pero eso se firma" es una expresión muy usada por el más alto dirigente murciano dirigida a sus más fieles colaboradores cuando los sindicatos hacen amago de protestar con la más burda pitada frente a Palacio. Temen la ira de los sindicatos pero a día de hoy, les tienen bien tapada la boca. Un ejemplo reciente: el pacto por la educación. Presupuestariamente es inviable e inasumible a largo plazo pero "se firma como sea", y "el que venga detrás que sude la gota para cuadrar los números". Nuestros representantes sindicales se conforman con el engaño, una enorme decepción que algún día tendrán que justificar. Los sindicatos son un puntal impresionante que está dormido en la región. Se han vendido por cuatro cifras y promesas que ellos saben que nadie va a cumplir. Tienen miles de razones todos los días para morder pero no lo hacen. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Están de acuerdo nuestros sindicatos con esta región que tenemos, el nido donde se esconden los mayores neocons, banco de pruebas de los señores del ladrillo en España?
En los sindicatos trabajan las personas más comprometidas que conozco. Pero son minoría los que tienen la sangre fluyendo por sus venas y arterias,y los pocos valientes se ven bloqueados porque sienten que no tienen el acompañamiento de todo el colectivo o de los altos dirigentes. Gente que quiere mojarse pero que recibe el toque correspondiente porque "tampoco nos podemos quejar del todo". Señores sindicalistas, si con 150.000 parados, lideres en trabajo temporal, precariedad, privatización masiva de los servicios públicos, corrupción, dinero negro y a la cola en prestaciones sociales, salarios y pensiones, si no hay razones para mover el culo de esos sillones tan calentitos...que venga Pablo Iglesias y compañía y lo vea. Vemos como se planifica todo el ordenamiento urbanístico de una ciudad, incluidos servicios básicos, para beneficiar a una universidad privada de alto poder adquisitivo mientras que los institutos públicos de esta región se caen a pedazos. Y no hay una maldita huelga. No hay una movilización masiva y contundente. Ley de dependencia, sanidad pública, políticas de juventud, destrucción del patrimonio cultural, y sobre todo lucha contra la corrupción. En la comunidad donde más peso tiene la economía sumergida los sindicatos no dicen nada. Cuando grandes empresas, muy poderosas, nacidas del boom inmobiliario están despidiendo al personal a diestro y siniestro nadie se hace eco, los sindicatos tampoco. ¿Así cómo van a tener repercusión social e informativa informaciones que serían de interés general? Si los que tienen que denunciar callan, no nos extrañemos de que el PP llegue al 70% en los próximas elecciones.
El PP murciano tiene una historia y la cuenta, puede ser tendenciosa, pero tiene una: un cuento donde todos podemos hacernos ricos de la noche a la mañana, un mundo de oportunidades y expectativas donde todo vale para enriquecerse a corto plazo. La oposición no cuenta con una historia alternativa y por lo tanto no puede contar nada, solo permanecer a la defensiva esperando el próximo golpe de La Verdad, la Croem o la comunidad de regantes correspondiente. ¿Qué libro nos leerá la izquierda murciana? ¿qué relato convencerá a los indecisos, a los desencantados? Señores y señoras, reúnanse de una vez y planteen una estrategia de acoso y derribo de los planteamientos neoconservadores que reinan en esta región. La batalla ha de darse en conjunto, en grupo, y todos a la vez. ¿Con qué cuenta la izquierda de esta tierra? Hagan recuento, por pocos que sean, será suficiente. Organicen grupos de trabajo. Reunan a los mejores pensadores de esta tierra. Hagan algo. Pero háganlo todos juntos. Partidos, sindicatos, colectivos y ciudadanos anónimos cansados de la corrupción, del tráfico denso, de tener que ir a los centros comerciales para ver una buena película, de la precariedad, del modelo del ladrillo, de la destrucción de nuestro patrimonio ecológico y cultural. Hay que crear un foro progresista urgentemente que coordine a todos. Hay que movilizar hasta el último suspiro y luego plantar batalla. Una terrible batalla porque en esta región ya no se puede respirar, hasta meten mano a la libertad de expresión (blog de Maria José Alarcón). Hasta a eso se atreven. ¿Merece la pena moverse o no?