ESTRATEGIAS COMUNICATIVAS Y ELECTORALES DE LARGO ALCANCE: LA SEGMENTACIÓN

"Divide y vencerás" reza el dicho, y yo añado, "segmenta y llegarás". La segmentación y división de los objetivos es una poderosa estrategia de persuasión y comunicación política y de esto quiero hablaros hoy. Los psicólogos sabemos perfectamente la importancia de los objetivos como primer paso de una buena planificación. Definir un objetivo concreto, realista y altamente motivamente es un reto para cualquier equipo de trabajo, más si cabe en una organización política y debe ser por lo tanto una prioridad absoluta. La planificación del "dónde estamos, a donde queremos llegar, los pasos intermedios, y el objetivo perseguido" se convierte en crucial sobre todo si no se quiere trasladar la imagen de ir dando tumbos, sin rumbo ni Gps, dejando todo en manos de la improvisación. Planificar es trabajar de verdad, en serio, y con posibilidades de logro. La estrategia errática del "mañana veremos", hoy por aquí mañana por allá crea mucho desconcierto en los equipos de trabajo y sobre todo en los receptores del mensaje, el "foro". Por eso yo me pregunto, ¿sabe alguién dónde estamos, a dónde queremos llegar, los pasos para llegar, y los objetivos prioritarios? ¿Tenemos estrategia en Madrid, en Valencia, en Murcia?

Dentro de esa estrategia tan necesaria quiero hablar de la segmentación del objetivo, más concretamente, de la segmentación de las "dianas", entendiendo como "diana" a una parte concreta, grupo, lobby o profesión que aglutine a ciertas personas que comparten características, peculiaridades y metas. Para resumir el concepto, definir el "a quién hablas, a quien te dirijes" para despues llegar a "cómo llego, cómo me expreso, cómo convenzo", porque el mensaje no puede ser el mismo para el agricultor que para el empresario, ni el mismo para el anciano que para el joven. Cuando en muchas ocasiones os he hablado de pisar la calle, y de seguido os decía que eso no implicaba el concepto de poner los pies físicamente en la calle (aunque tambien) me refería a lo siguiente. Bajar a la calle para mí es hablarle a los ojos a los ciudadanos sin la necesidad de mirarles a los ojos. Es bajar a su nivel, a su estatura, a sus problemas, y lograr conectar con su problemática concreta y singular, con un lenguaje propio de su "grupo".

Es llegar al autónomo y plantearle algo concreto para él. Es la respuesta a la pregunta de "¿por qué un autónomo debería votar al PSOE y no al PP?" ¿Qué le ofrecemos a los autónomos? ¿Y a los pequeños empresarios? ¿Y a los parados? ¿Y a los jubilados? En algunas campañas se ha llegado timidamente hasta ese punto aunque con graves errores. No podemos quedarnos en hacer un folleto con mil propuestas mezcladas para todos, aunque las dividamos en epígrafes, ni tampoco hemos de conformarnos con ese lenguaje técnico que aleja a los ciudadanos de la política. Hay que bajar a la calle. Bajar a la calle para mí es, insisto, hacer tan concreta, tan específica y tan clara una propuesta, que por sí sola consiga atraer la atención, como mínimo, del receptor. Por lo tanto ninguna estrategia conseguirá impactar en los objetivos si las propuestas no son segmentadas en partes. "Segmenta y llegarás". Entonces las preguntas a responder, como deberes, son:

¿Qué podemos ofrecer al colectivo de los autónomos para mejorar su bienestar y negocios?

¿Por qué debería votarnos el colectivo de autónomos?

¿Qué podemos ofrecer a los agricultores que sea mejor, más válido para ellos y más sensato para mejorar sus condiciones de vida?

¿Qué podemos ofrecer a los jóvenes, que les resulte útil de verdad, y que conecte con sus preocupaciones?

¿Por qué un joven murciano debería votarnos?

Y así con todos y cada uno de los segmentos.

Desde este punto, ya no debe existir una sola campaña, sino tantas campañas como colectivos existan en la sociedad: ecologistas, empresarios, profesores, artistas, jubilados, amas de casa, padres, jóvenes. A partir de ahí, cuando se ha planificado el mensaje, se asignan recursos. Tanta gente, previamente formada y preparada, tendrá que trabajar unica y exclusivamente a los jóvenes. Otros tendrán que hacerlo con jubilados, otros con agricultores, otros con comerciantes, todos los días, sin descanso. Rizando el rizo, sería conveniente que quien hable con el agricultor sea un agricultor, y que quien hable con el comerciante sea a su vez comerciante. No hay nada que moleste más a un huertano que un señor de corbata que no ha plantado en su vida un pimiento hablandole de las necesidades del campo por poner un solo ejemplo. Cuando tienes planificación y asignas recursos, solo te queda perseverar y trabajar. Entonces cualquier esfuerzo merece la pena. Trabajar sin planificación, sin estrategia, y sin apenas segmentar como hacemos actualmente, es perder el tiempo. Demasiado confuso, demasiado general, demasiado ambiguo. No da resultados ni los dará nunca.