DESAFÍO LIBERAL-NEOCON, POLÍTICA ARTERA Y CRISIS ECONÓMICA
El Partido Popular y la caverna mediática se crecen cada vez que conocemos las cifras mensuales del paro. Es como un subidón que no pueden disfrazar y que les lleva al extasis, nutridos por la adversidad ajena y el sufrimiento de los nuevos desempleados, modus operandi conocido y manoseado por la derecha española, como ya hicieran antaño con las víctimas del terrorismo o con los afectados de Forum Afinsa. Los pancarteros del no a la negociación con Eta o a Educación para la Ciudadanía ponen todos sus suspiros y ahnelos en la grave situación económica por la que atreviesa este país, pero que también afecta a la comunidad internacional fuera de nuestras fronteras. Es su apuesta, su único caballo ganador. Cuanto peor para el país, mejor para ellos.
No me creo nada de Rajoy y los suyos. La preopación gesticulada por los parados, ese maniqueísmo por incidir en los dramas humanos y la puesta en escena forzada de aquellos que nunca se han preocupado por los más débiles, parados, pensionistas y colectivos vulnerables, supone una estrategia premeditada y teatrera que se utiliza con el único afán partidista y sectario al que nos tienen acostumbrados los dirigentes del PP, con un molesto tufo cínico y populista barato bastante desagradable, que no hace otra cosa que mostrarnos la cara más oscura de la derecha económica, política y "social" española.
Culpar de la crisis económica y de los parados al gobierno de España es una verdadero insulto a la inteligencia. Es una afirmación sectaria carente del más mínimo sentido común. No se sostiene bajo ningún concepto ni teoría, no es una premisa aceptable. Criminalizar, hasta el punto de echar en cara las desgracias personales de los desempleados, al gobierno, es una fatalidad para nuestra sociedad, una lacra que decepciona por la total la carencia de valores, por no decir de decencia, que demuestra nuestra opisición política en España. Un "atrevido" disparate que ningún partido "opositor" en Europa y Norte América se ha dignado a plantear en sus respectivos parlamentos. ¿Por qué para Rajoy la culpa es de Zapatero y para el resto de líderes internacionales el problema es mucho más serio que eso?
Leo prensa internacional y puedo prometer que no he leído a David Cameron culpar de la crísis económica a Gordon Brown. Ni a Hollande afirmar que el sistema está quebrando por culpa de Sarkozy. Si alguien cree que el problema es Zapatero, se está engañando y está engañando a los demás. Los que apuntan con el dedo acusica, los patriotas que sonrien y celebran por dentro el paro, saben perfectamente, a conciencia, que culpar de una situación tan grave y compleja un solo gobierno que representa el 2% de la economía mundial es un disparate. Personalizar en Zapatero es un delirio.
Mariano Rajoy desinforma y lo que es peor, dinamita la moral de los españoles, muy tocada ya de por si por la crudeza de los datos. En realidad juega al "cuanto peor mejor", táctica muy utilizada por la derecha neocon en sus respectivos feudos de poder. Franco, cuando se encontraba acorralado tambien sostenía que la culpa de todo estaba en el comunismo, en los rojos y en los masones. Pues los hijos y nietos practican el mismo deporte que el caudillo. Sería sensato decir que el gobierno de España es responsable, por la parte que le toca, de los problemas económicos que sufrimos. Sí, es cierto, son nuestros gobernantes, los que mandan y dirigen nuestros destinos como país. Tan cierto como esto, es que los problemas que nos han abocado a esta crísis no son producto exclusivo de este gobierno. Si buscamos responsables que señalar, podemos y debemos ampliar la lista y entonces, nuestras afirmaciones tendrán todo el sentido del mundo. Serán creíbles.
Por un lado, el modelo económico que nos ha regido esta última década fue diseñado por anteriores gobiernos, muy en especial por los del señor Aznar, quien apostó por una economía poco productiva basada en el ladrillo y la especulación urbanística. Es patético ver como la derecha critica su propia creación, aquella forma de hacer política milagro que nos trajeron los Rato y compañía para sacarnos de la "miseria"; es como si mañana Zapatero renegase del gasto social, impensable, ¿verdad? No podemos olvidar, tampoco, que desde finales de los años noventa se han producido importantes traspasos de competencias hacia la comunidades autónomas y que éstas, tienen recorrido en materia de empleo, economía, prespuestos, urbanismo y ordenación del territorio.
Allí donde gobierna el PP, no solo se ha apostado por el mismo modelo que está haciendo aguas en nuestro país, sino que se ha sobreexplotado hasta la saciedad, con una ferocidad que ha levantado las alarmas en la misma Comisión Europea. Precisamente comunidades como Murcia o Valencia encabezan el crecimiento interanual del paro. Son el máximo ejemplo de la fiebre Zaplanista por alicatar hasta el aire que respiramos. No puede Mariano Rajoy criticar un modelo que se gestó en sus gobiernos, el mismo que todavía a día de hoy sus presidentes y alcaldes aplican a rajatabla, el credo liberal e indisoluble que han defendido con uñas y dientes todos estos años. Y si lo hace, si critica, debe co-responsabilizarse, no puede echar a los tiburones a Zapatero solo por el hecho de que la burbuja en la que todos creímos, y ellos los que más, le haya explotado a él estando en el gobierno.
Tampoco podemos olvidar que, aunque es cierto que España tiene problemas endógenos, esta crisis se origina en los Estados Unidos contagiando a todo el sistema financiero, que a su vez ha terminado contagiando a la economía real, la que afecta a los ciudadanos. Se cierra el crédito, los bancos "se ahogan" entre ellos porque no se fían, no hay liquidez, falla la confianza, crece el pesimismo; todo esto sabemos en que se traduce en un sistema económico mundial basado en el crédito como pilar fundamental: cierre de empresas, asfixia de ciudadanos, paro, recesión, depresión. En Estados Unidos quiebran bancos y se nacionalizan como último remedio, con eso se dice todo. Para más inri, y para empeorar el panorama, los más prestigiosos economistas aseveran que estamos ante una crísis de dimensiones parecidas al crack del 29, si acaso superiores. Culpar a Zapatero y solo ha Zapatero, sigue siendo ridículo.
¿Acaso alguien se extraña de que España entre en recesión al igual que el resto de economías occidentales? ¿Y que tras años creciendo al 4% y liderando la creación de empleo nuestro batacazo sea mayor? Parece que a Mariano Rajoy sí. No hay consumo, no hay capacidad de gasto, no hay crédito para seguir comprando, esa es la muerte de cualquier economía, se llame el presidente Pepito o juanito. Y no solo ocurre aquí, lo grave es que es el mismo patrónafecta a toda Europa, lo que empeora las cosas. Por ejemplo, los ingleses ya no tienen la capacidad de comprar las casas de nuestros resorts, mala pata. Tampoco los alemanes o los franceses porque también están con el agua al cuello. Entonces quizá afirmar que la culpa de todo esto es de Zapatero, o si lo prefieren, solo de Zapatero, sea lo más parecido a una locura o más bien a una maldad sin sentido.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid algunos personajes van más allá, y no solo se atreven a culpar "execuo" al presidente de la crísis económica. Se prueban y se empeñan no ya en personalizar sino en equiparar a ciertas ideologías con las crísis o con el paro. Aprovechan el hecho circunstancial, casual, de que las últimas dos crísis internacionales se han producido bajo gobiernos socialistas para concluir que socialismo = paro. Quienes desarrollan tales argumentos presumen al mismo tiempo de estudios, carreas y masters en economía. Son los famosos liberales neocons de la extrema derecha española, siempre dando el callo y ejerciéndo de palmeros de la mentira y la manipulación. Viven en un mundo al revés, donde el liberalismo económico desaforado neocon no ha fallado, sino que ha sido la socialdemocracia. No ha sido la excesiva libertad y el escaso control del mundo financiero y especulativo, la culpa es de la excesiva presencia del Estado en la economía. Ni el más fiero de los colaboradores de G.Bush se atrevería hoy, por vergüenza torera, a sostener este tipo de tésis malévolas.
Como ejemplo recomiendo leer al colaborador murciano de Libertaddigital Pablo Molina, un neocon de salón que es capaz de exprimir las neuronas para "cagar" escritos como este: Por el pleno empleo, vota Zapatero
Pablo Molina
Partamos de una idea elemental que suele olvidarse cuando se habla de política y economía: El socialismo es incapaz de crear un sólo puesto de trabajo. Punto.
No se trata de que Zapatero sea bastante más incompetente que González (seguramente lo es en amplios terrenos de la política, amén de mucho más insensato, pero en cuestiones económicas el andaluz es/era tan analfabeto como el leonés), si no de que las propuestas socialdemócratas van en dirección exactamente contraria a las que procuran un mayor bienestar y crecimiento económicos.
El socialismo sospecha de la sociedad civil, criminaliza al empresario, coacciona la iniciativa privada y detrae progresivamente mayores cantidades de dinero del bolsillo de los ciudadanos para invertirlos en la ejecución de sus planes de agenda. El ministerio de igualdad, los varios cientos de observatorios, los cineastas españoles que quisieran ver muertos a quienes les financian con sus impuestos (que ya hay que ser imbécil) y los varios cientos de miles de empleados públicos contratados a dedo por el Partido, por poner unos sencillos ejemplos al azar, exigen un esfuerzo adicional de los contribuyentes que no tiene reciprocidad en términos de estimulación del sistema económico, puesto que se trata de financiar a clases ociosas, manos muertas, castas improductivas cuyo unico fin es esparcir el ideario socialista de forma cada vez más opresiva.
El socialismo no baja los impuestos. Al contrario, la presión fiscal nunca es mayor que cuando en un país gobierna la izquierda. No elimina burocracia sino que crea incesantemente nuevos órganos hasta formar una red cada vez más tupida. Tampoco reduce el gasto público, sino que lo incrementa exponencialmente. Estos tres requisitos son imprescindibles para remontar una crisis económica, como Aznar demostró con éxito en 1996. Con Zapatero, la crisis perdurará al menos un lustro. No porque sea un analfabeto estructural, que lo es, sino porque es, sencillamente, socialista. Y encima tendremos que aguantar sus tontadas diarias. Al menos Felipe y Guerra tenían su gracia.
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Los argumentos de estos señores no solo son mediocres, llegan a ser vulgares. Buscan la espectacularidad pero se quedan en un tremendo y maloliente "pedo". He aquí los señoritos que hace tres siestas defendían el modelo del ladrillo mientras se deshacían en elogios hacia el lobby constructor y las comunidades que más desaforadamente apostaban por el turismo residencial Aznariano. Llegaban incluso criminalizar a la izquierda de este país porque denunciaba los desmanes urbanísticos, los escándalos de corrupción y la pésima ordenación del territorio de estos últimos años. Cuando desde el Psoe murciano o valenciano se advertía sobre la debilidad del modelo económico, sobre los efectos de un estallido de la burbuja inmobiliaria o sobre la inconveniencia de poner todos los huevos en la misma cesta, señores como Pablo Molina repetían exactamente los mismos argumentos que hoy pero a la inversa: "el PSOE es contrario al crecimiento, el PSOE lo que quiere es paro, el PP ha dado con la receta magistral". Credibilidad cero.
Lo justo y sensato, lo verdaderamente cierto en toda esta historia se podría resumir en pocas líneas. Estamos donde estamos porque los españoles así lo hemos querido y decidido, con los hechos y con las urnas. Todos, políticos, gobiernos de todos los colores, empresarios, sindicatos, ciudadanos, hemos elegido un modelo económico que nos ha llevado a crecer por encima de la media europea durante 10 años; un modelo que nos ha permitido crear las 2/3 partes del empleo que se creaba en toda Europa. Con más matices, con menos, de manera más directa o indirecta, los españoles estábamos convencidos de que este era el camino que debíamos seguir. Hemos votado políticos corruptos, políticos poco fiables, y nos hemos acicalado con el olor a dinero negro. Aquí hasta el más pintado se metía a promotor sin tener ni puta idea del tema, y el que más y el que menos invertía en ladrillos para especular. Todo ello sin que nadie nos haya puesto una pistola en la sien, ¿verdad?
Todos los gobiernos son responsables, todos los agentes sociales, todos los ciudadanos, la sociedad en conjunto sin excepción. Es tan "culpable" el político que promociona un determinado modelo como el ciudadano que lo ha votado y se endeudado irresponsablemente para especular con la vivienda. Tan "responsable" es el parlamentario inconsciente quee vota leyes como el joven que se salió del instituto con 16 años sin titular porque lo que quería era "ganar mucho dinero en la construcción y para eso no hace falta estudiar". Somos co-responsables de nuestro éxito, cuando todos podíamos irnos de vacaciones al Caribe y cenar en los mejores restaurantes, pero también del agotamiento del modelo y del fracaso económico al que nos vemos abocados. Siempre pongo los mismos ejemplos, pero estos años, quienes han denunciado los excesos, han sido apartados cual apestados de nuestra vista. Queríamos más ladrillo, más masa, más cemento, aún a costa de perder nuestra moral, de dar la espalda a un modelo más productivo, aún a costa de tolerar y permitir la corrupción.
Sin embargo no es momento para las culpas. Es el momento de la unión y del consenso, del viaje hacia otra forma de hacer las cosas más razonable, sostenible y sensata. De arrimar el hombro. Eso no significa callar o no criticar. El papel de la oposición es esencial y nos conviene a todos que el PP sea un partido fuerte que ponga en aprietos al gobierno cuando consideren que sus medidas o decisiones no son inadecuadas. Pero por favor, de vez en cuando, los ciudadanos esperamos, merecemos, una alternativa. Jugar al tiro al blanco con la crísis sin aportar una sola propuesta creíble suena a juego de mediocres y fariseos. Queda la sensación de que la meta es poner velas para que lleguemos a 4 millones de parados para emerger como salvadores. Sin propuestas, con discursos populistas, enmendandose la plana con críticas a las mismas políticas reaccionarias que ellos aplican allí donde mandan, boicoteando medidas paliativas que son necesarias y que incluso se coordinan a nivel europeo y mundial, el PP vuelve a demostrar que aun no es alternativa. No son creíbles.
Mi reflexión final. Más que le pese a Rajoy, a Losantos o a Pablo Molina, las políticas económicas que la comunidad internacional está poniendo encima de la mesa son socialdemócratas de libro: aumentar gasto público, déficit en segundo plano, nacionalizaciones e intervención en el sistema financiero más control. Muy lejos, muy muy lejos de las tésis liberales neoconservadoras. Que nadie lo olvide.
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