DE LA ZERRICHERA AL ESTIÉRCOL: PASANDO FACTURA A LA REGIÓN DE MURCIA

«Es mezquino pensar que me voy por el caso de La Zerrichera». Esta afirmación la hizo Francisco Marqués hace apenas dos años cuando anunció su retirada de la vida pública después de una carrera de altos vuelos, con un ascenso meteórico que destapó recelos y preguntas por doquier, ¿qué estrella tenía este veterinario y quién era su mentor para llegar a ser el mimado del presidente?, se preguntaban muchos murcianos. Se llegó incluso a hablar de él como sucesor de Valcárcel o como ministro de sanidad de Mariano Rajoy. Ahí es nada, "Paco" Marqués apuntaba tan alto que llegó a ser nombrado delegado del gobierno por Jose María Aznar. En el PP siempre han tenido mucho ojo eligiendo a sus cachorros. Al parecer la mano que mece la cuna de La Zerrichera apuntaba "optimas" maneras desde muy joven.
Su huida levantó sospechas en los más avispados, alivio en sus compañeros de pupitre, y desolación en los palmeros satélites. Miguel Del Toro, presidente de la patronal Croem, declaró: "se va a un buen consejero" y añadió para no quedarse corto que desde Croem estarían «encantados de que siguiera, ya que ha sabido defender su parcela y ha dejado su impronta en su gestión». No sé si Miguel iba con segundas por lo de "saber defender su parcela", curiosas palabras, de esas que luego la hemeroteca puede volver a poner sobre la mesa y provocar una carcajada en cualquier foro. No sabemos tampoco qué encandiló a la politizada Croem y a su patrón, si su desastrosa gestión de la sanidad murciana (recordemos por ejemplo la pésima gestión del brote de legionela) o los asuntillos de cortina fina como la recalificación de espacios naturales (entre ellos La Zerrichera). Es el bagaje de la derechona auto-complaciente. La foto del estercolero murciano se produjo el día en que la patronal Croem entregaba la medalla de oro a Ramón Luís Valcárcel. Los empresarios brindaban con el gobierno regional por 12 años de bonanza, en una orgía de abrazos, golpecitos en la espalda y sonrisas en una época donde se crecía gracias al impetu de Valcárcel y los suyos, y por supuesto, sin ningún mérito trasladable a un gobierno central gobernado por el Atila Zapatero. Ahí, ese día, estaban todos, juntitos, los culpables de la debacle económica que está sufriendo y sufrirá la Región de Murcia. Estaban relamiendose por los resultados económicos y políticos que su contrato privado (entre polítiquillos y empresarietes) les había dispensado, firmado años atrás, cuando la gaviota posó desnuda sobre el nido murciano. La mierda se va a comer la Región de Murcia gracias a estos personajillos sin escrúpulos que nos han chuleado 12 años de bonanza. La bonanza sería para ellos, porque a ver quien le explica a un joven trabajador que se ha metido en una hipoteca para pagar una propiedad que en un año no valdrá ni la mitad de su valor de compra, que ha prosperado y que el PP es la santísima trinidad. La especulación de aquellos años, la alegría de nuestros gobernantes y las campañas en la playita con las sombrillas del Agua para Todos las vamos a pagar con creces, por pardillos. La gran estafa estaba en marcha pero casi nadie era consciente. La Croem y en concreto su cúpula directiva tienen mucha culpa de los males que nos están azotando. Que no nos toquen los bemoles con que Zapatero patatín Zapatero patatán. Han sido unos sectarios incendiarios que han inflado en desaguisado urbanístico y se han enfrentado con uñas y dientes contra las medidas del gobierno socialista en materia de suelo y corrupción. Que nadie se olvide de las palabras de estos señores.
Croem fue el palmero interesado y recíproco de un gobierno regional que aplicó esa receta neoliberal que tanto les gusta. Entregaban medallas a Valcárcel y hacían una labor de oposición a la oposición, sin olvidar el manido y paleto discurso de "la demonización de la construcción". Solo hay que recordar como salieron a morder cuando la polémica de Condado de Alhama: "¿Qué inversor va a venir ahora?" decían, para así alarmar a la población y nublar su conciencia crítica. Que Del Toro y compañía se quieran sacudir ahora el estallido de la burbuja es de tener muy pocos cojones y muy poca memoria. Es un insulto a nuestra inteligencia, una patada en nuestras partes. Pero hombre de dios, ¿no decíais que esto era la releche y que no había que ponerle límites al crecimiento?¿No eramos la envidia de todos?. Hay que pasarles factura por la estafa de estos años, por las mentiras tantas veces repetidas, por el sectarismo de una patronal que ahora pide ayuda al gobierno de la nación y se desentiende con el ejecutivo regional para no dañarlo en sus expectativas electorales. Sus políticas, sus acciones, sus omisiones, van a dejar en la ruina a los ayuntamientos, y en la quiebra a miles de familias, mientras ellos se siguen regodeando con sus corbatas, sus coches deportivos y sus billeteras calientes. ¿A dónde ha ido a parar el crecimiento económico de estos últimos años? A los sueldos, a la renta per capita, a las pensiones, no.
La respuesta la tendrá una Fiscalía que echa humo, que sin prisa pero sin pausa ahonda cada día es una estructura piramidal de intereses, estafas y compadreos que pondría la piel de gallina al peor de los Roldanes y al más osado de los Zaplanas. Con el tiempo entenderemos tantas cosas, se verán tan claras, que nos avergonzaremos hasta la extenuación. La Zerrichera es solo el primer paso de un camino lleno de espinas en un Vía Crucis para el inquilino de San Esteban, preocupado por cómo y cuando podrá escapar del infierno de la crisis y la corrupción que sufre su reino. Con Torre Pacheco y Totana Anticorrupción ha tocado hueso, pero vienen más curvas. Tantas que nos preguntaremos "¿cómo no nos dimos cuenta?".
Murcia, Cartagena, Cieza, Aguilas, Torre Pacheco, Fuente Álamo, Campos del Río, Totana, Librilla, Caravaca, San Javier, Mazarrón, Fortuna, y otros asuntos que apuntan directamente sobre el gobierno regional, se irán destapando en futuras envestidas de la Uco y la Udyco. Ayuntamientos que estarán en quiebra técnica, con niveles de desempleo crecientes y escaso margen en caja para hacer frente a los pagos y deudas contraídas en épocas de bonanza. A ver cómo Valcárcel y su coro de alcalduchos explican a esos parados, embargados y deshauciados que su modelo era el mejor y que la riqueza de estos 12 años era digna de admiración. A ver cómo explica algunas cuentas, patriminio y tejemanejes de su circulo más próximo. Cuando se toca la pela, las siglas vuelan por los aires. ¿Qué inversor va a venir a una Región que apesta a chanchullos y corrupción? Miguel Del Toro seguro que tiene una respuesta.
No se puede tolerar más que las "vacas gordas sean mérito mío" y las "vacas flacas culpa de Zapatero". El paro en la Región de Murcia es responsabilidad directa del gobierno regional. La explicación empieza por explicar que las políticas de empleo se dividen en tres grupos: las de intermediación, las activas y las pasivas. Las de intermediación son las que tratan de poner en contacto las ofertas de trabajo con los demandantes de empleo para su colocación. Las políticas activas son las que tratan de procurar trabajo a la población activa (orientación, inserción laboral, fomento de la contratación, espíritu empresarial y economía social). Las pasivas tratan de proteger económicamente a quien no tiene trabajo (prestaciones y subsidios de paro).
En el modelo español de gestión de las políticas de empleo el reparto de papeles a grandes rasgos es el siguiente (explicación de Mariano García): intermediación y políticas activas corresponden a las comunidades autónomas y las políticas pasivas son del Estado, como parte del régimen económico de la Seguridad Social. Igual que las bonificaciones de Seguridad Social. Si esto es así, yo me pregunto: ¿para qué una Comunidad Autónoma, si nos tiene que solucionar los problemas el Gobierno central? ¿Para qué un presidente murciano que no se responsabiliza de todo lo que la Ley y su cargo le imponen? ¿Para qué diputados, consejeros, secretarios, alcaldes, pedáneos y demás que no asumen ninguna responsabilidad política cuando existen problemas? Ya basta, nos escurran más el bulto por favor.
La Región de Murcia necesita una revolución social, una profunda transformación que la saque de una vez por todas de los esquemas tardofranquistas que la tienen aprisionada. Los movimientos sociales y ciudadanos deben sacar el debate a la calle, organizando concentraciones, manifestaciones y conferencias informativas, para rescatar el ánimo crítico de unos murcianos que llevan muchos años secuestrados. Este no es el momento de estar callado, de bajar los brazos. Mensaje que es extensible a los partidos políticos, es la hora de subir el volumen y hablar claro a los ciudadanos, con el corazón abierto y la cabeza fría, para denunciar la estafa y la desvergüenza a la que hemos sido sometidos.
Hay que hablar con los jóvenes para preguntarles si hoy son más ricos que hace 12 años, si tienen una vivienda digna, un sueldo justo o una situación ecónómica más ventajosa. Hay que susurrar a los empresarios, esos que hoy tienen el agua al cuello, comerciantes, emprendedores, para recordarles ese extraño concepto llamado "economía productiva". Hay que sentarse con entidades financieras, patronales y sindicatos para que asuman de una vez por todas ese espectro extraño deniminado "crecimiento sostenible", que tanta mofa y desconsideración ha sufrido hasta ahora por parte de los murcianos. Hay que mirar a la cara a las madres, padres, hijos y hermanos, para explicarles que existe otro modelo donde se apoya a las familias, a los dependientes, a los estudiantes, donde se mima el sector público y se protege al la clase trabajadora. Hay que levantar la voz y denunciar la corrupción, el engaño, la mentira y la manipulación, sin descanso, sin dilación. Es la hora de la contundencia, de la acción, de las ideas valientes.
La izquierda progresista murciana debe enarbolar un mensaje atractivo, creíble y sensato, pensando para ese 80% de murcianos que tienen dificultades para llegar a final de mes, para esos miles de parados que se han quedado sin alternativa al ladrillo, a esos empresarios que ahora pagan en sus comercios los excesos del desaforado crecimiento de estos años. No queremos "booms", queremos crecimiento sostenible, industria, trabajo fijo, prestaciones sociales, cobertura sanitaria de calidad, turismo de excelencia, espacios naturales como atractivo irrenunciable. Ciudades más ecológicas, mejor ordenadas, más humanas para con sus habitantes. Existe otra forma de hacer política. Existen alternativas a los pelotazos de los muñidores. La Región de Murcia necesita un mensaje de esperanza.
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