MARICOMPLEJINES EN LA IZQUIERDA (II): MENOS "PEPIÑOS" Y MÁS "ALFONSOS", OF COURSE
Todos recordamos el perfecto binomio político que representaban Felipe Gonzalez y Alfonso Guerra y que llevó al PSOE a sus mejores años, con victorias electorales mayoritarias y consecutivas. Eran muy diferentes, pero maravillosamente complemetarios; el "poli bueno" y el "poli malo", el "hombre de Estado" y el "azotador de la oposición".
Cuando escuchabas a Felipe se te caía la baba, gracias a un discurso ágil, argumentado y dulce en las palabras, cual encantador de serpientes o Don Juan Tenorio; muchos dicen ha sido el político español más importante del siglo XXI y no es de extrañar porque Gonzalez era la cabeza del partido, el prestigio, la clase y la inteligencia personificada, una imagen que por sí sola ganaba elecciones. Alfonso sin embargo era duro, a veces malsonante, pero te provocaba un auténtico subidón de adrenalina; era el corazón y las visceras del partido. Solo cuando se separaron y chocaron sus egos, solo cuando el PSOE perdió el corazón o la cabeza, los socialistas entraron en absoluta desgracia.
Echo de menos en el PSOE un "Alfonso Guerra". A nivel nacional y a nivel autonómico. Un político como el sevillano, con casta, preparado para la guerra dialéctica y que sea capaz de bajar al barro para enfrentarse cara a cara al rival. El gobierno de Zapatero y el grupo parlamentario es un "ente" plano y aburrido donde reina el talante, el "modosismo" y las buenas maneras, ingrediente indispensable en un partido político moderno y europeísta, pero no suficiente para salir victorioso en una época de crísis y crispación como la actual donde el principal partido de la oposición muerde en la yugular día sí día también. Ya se ganaron las elecciones de marzo por un margen demasiado ajustado. ¿Qué le pasa a Zapatero? Esperemos que no haya perdido toda la cordura porque actualmente sus pupilos representan a esa clase política que "ni frío ni calor", de esos señores incapaces de provocar una emoción, un sentimiento, un subidón. Y eso es preocupante.
La política señor Zapatero es principalmente "pasión". Y usted no nos vende ni pasión, ni esperanza, ni seguridad. Nos vende "patetismo", "aburrimiento" y "zozobra" con portavoces como Juan Antonio Alonso o Pepiño Blanco. Me está defraudando el bueno de Jose Luis porque parece que últimamente solo gusta de rodearse de incompetentes y flojeras incapaces de defender la casa propia. ¿Nos merecemos un gobierno tan gris como el que tenemos? A buen seguro que no, porque los progresistas, si algo tenemos, es sangre en las venas, lo que nos mueve a revolvernos ante las injusticias, lo que nos lleva a luchar por los derechos de todos, por encima del egoismo personal o el individualismo de cada uno. La derecha juega a la apatía, a que nos cansemos de la política, a que nos desmovilicemos. Últimamente el PSOE parece un aliado más del PP. ¿Cómo quieren estos políticos que nos movilicemos si no son capaces de provocarnos una misera emoción en su acción política?
En época de crísis es cuando vemos al líder o al "bluff". Felipe Gonzalez ganó las elecciones de 1993 en plena recesión y soportando una cacería personal sin precedentes. 3 años después, ya sin Alfonso Guerra como escudero, perdió las elecciones por menos de un punto de diferencia frente a un Aznar al que algunas encuestas daban mayoría absoluta, con todo a favor, y cuando digo todo, es todo. Incluso con Garzón enfrente. Ni toda la basura que los medios le echaban encima (la conspiración reconocida por Ansón), ni la corrupción (algunos casos hubo pero no tantos como quiso vender el mundo) ni una tasa de paro del 25% mermaron su credibilidad y su carisma ante los ciudadanos. El Felipe "moribundo" aún te levantaba del asiento y te convencía de que a pesar de los errores, lo mejor para el país seguía siendo un gobierno progresista.
¿Y Zapatero? 4 años muy buenos, con una primera parte sobresaliente, demostrando un atrevimiento y un desparpajo que nos ilusionó. A mitad de camino, por culpa de una pésima política de comunicación, se vió presionado hasta el punto de girar al centro, y a partir de ahí, perdió todo el gas. De la frescura pasamos al aburrimiento. Y ahora llegamos a la peor crísis desde el crack del 29 y con los deberes sin hacer, dando facilidades y mostrando un repertorio de apatía política desesperante. ¿Expectativas? Zapatero no es suficiente, su figura no puede aplacar todos los huecos que se abren en la legislatura; no resistirá. Zapatero necesita unos ministros con perfil político porque estamos en una fase en la que hay que dar explicaciones a los ciudadanos para evitar confusiones y que otros se aprovechen del desconcierto. Necesitamos portavoces con fuerza y coraje para hacer frente a la presión mediática de los rivales. Necesitamos un grupo socialista ágil, contundente y que salga al encuentro de la propaganda "popular". Necesitamos un par de Alfonsos, dos corazones que latan fuerte y bombeen sangre al resto de estructuras del partido.
A nivel autónomico tenemos las mismas. Los "sangre de horchata" son mayoría absoluta pero es que los "pura sangre" ni se conocen. Y mira que el PP tiene golgerías que denunciar en Valencia, Murcia o Madrid. Hay materia para "dar hostias" todos los días, con perdón de la expresión. Hay recorrido para tenerlos continuamente a la defensiva, esperando por donde les va a venir el siguiente recado. Para eso hay que establecer equipos de comunicación que trabajen en estrategias para lanzar a la opinión pública ciertos mensajes, y para contrarrestar la acción política de los rivales. Todo ello unido al seguimiento de la actualidad política, día a día, hora a hora. Analizar al adversario, puntos fuertes, puntos débiles....y machacar, machacar como ellos hacen o como ellos harían. Inteligencia sí, pero tambien coraje, sangre en las venas, ilusión.
Cuando alguien me pregunta acerca de la apatía de nuestros políticos de izquierdas siempre les digo que si de mí dependiera, moriría con las botas puestas y estos sinvergüenzas, al menos, se verían apurados hasta el última día. Me dejaría de talantes y tonterías, que pueden estar bien cuando hace sol y un tiempo magnífico, pero que supone un "buenismo" absurdo cuando el de enfrente te está pellizcando en el culo. No queda alternativa: a mostrar las debilidades del discurso del oponente, a enseñar publicamente sus contradicciones, y después, a ensalzar nuestras propuestas, con una dosis de realismo que abrume, mirando claramente a los ojos de los ciudadanos. Caña, después caña, y más tarde, caña. Sin contemplaciones. Así es como se ganan los gobiernos, con autoridad y contundencia. Alzando la voz con nuestros principios, sin achantarse. Y luego, que los ciudadanos decidan y si lo deciden, cuatro años más en la oposición. Pero por lo menos habremos hecho sudar a los sinvergüenzas y a los corruptos. Habremos defendido honestamente nuestros ideales. Nos podremos sentir orgullosos de la acción política llevada a cabo.
Cuando el rival político solo quiere guerra, no queda otra que ir a la guerra. Pero ir a la guerra de verdad, sin medias tintas. Os confieso que últimamente, cuando pienso en la actualidad política, me cabreo con frecuencia. Porque veo como los neocons, que deberían haber sido "barridos" mediáticamente y puestos cara a la pared de la opinión pública, son ahora los que erosionan y acucharan a los líderes progresistas. Es como si hubiese fracasado el modelo socialdemócrata o el ecosocialista. Me encuentro con que mis representantes están hundidos en la apatía, y a veces en la cobardía, no sea que les muevan el sillón. Y los neo, machacando, trasladando sus tésis a la población, instaurando el slogan "la culpa es de Zapatero". Y nosotros, por nuestra pésima política de comunicación, por nuestros patéticos portavoces, poniendo la otra mejilla.
Menos Pepiños, menos Pajines, menos Alonsos. Más Rubalcabas, por favor. Y esto resume perfectamente la desorientación de Zapatero: ¿qué hace el mejor parlamentario del Congreso arinconado en el Ministerio del Interior? Con medio Rubalcaba, con un cuarto de Alfonso Guerra, estos señoritos del PP estarían sudando la gota gorda y alguien, con dos cojones, les estaría cantando las verdades del barquero en la cara. ¿O no?