LOS SOCIALISTAS DE LA REGIÓN DE MURCIA TENÍAN RAZÓN Y EL TIEMPO SE LA HA DADO
Con el paso de los años y con el margen que otorga la precipitación abrupta de una crísis inmobiliaria sin precedentes que azota con especial virulencia a la Región de Murcia, es de justicia reconocer que los socialistas murcianos tenían razón cuando mantenían un discurso riguroso pero impopular en medio de una orgía urbanística insostenible, un diagnóstico que con el paso del tiempo se ha demostrado acertado al haberse cumplido todos los presagios que durante los últimos 4-5 años la formación liderada por Pedro Saura había vaticinado ante el fallido modelo de desarrollo económico impulsado por los gobiernos del Partido Popular en nuestra comunidad autónoma. "Pan para hoy y hambre para mañana" repetían los socialistas como un mantra mientras recibían la incompresión y por momento el desprecio de miles de murcianos. Por lo tanto es de justicia reconocer que la visión del PSRM-PSOE fue la acertada y que el plan de los populares para nuestra región ha abocado en un rotundo fracaso tras la manifestación del pinchazo de la burbuja inmobiliaria por la que tanto se apostó en esta tierra desde los despachos oficiales.
Cuando la tozuda realidad de los hechos deja por los suelos el argumentario de los hooligans del ladrillo y los Polaris, Profusa y Lopez Rejas recojen velas dejándonos como herencia despidos masivos, resorts fantasma en medio del desierto y cuantiosos impagos a proveedores y bancos, cuando se desmorona el castillo de naipes en el que todos nos creímos constructores, empresarios y nuevos ricos por los cantos de sirena de visionarios como Valcárcel, Cámara o Sanchez Carrillo, cuando todo se oscurece y el panorama se muestra con toda su crueldad, los murcianos deben reconocer y visualizar una alternativa, la de los socialistas de la región de Murcia que acertaron en el diagnostico y en los remedios que necesitaba y necesita nuestra comunidad autónoma para aspirar a algo más que especular y dar pelotazos urbanísticos. Porque de esta crísis no se saldrá sin humildad y autocrítica, por lo que tendremos que empezar por reconocer que ni los "buenos" eran tan buenos y ni os "malos" eran tan malos, y que quizá, algunos listos vestidos con traje y corbata nos han tenido entretenidos en la guerra del agua para eludir nuestro control cívico y ciudadano, con el resultado de haber diseñado una región para el bolsillo de unos pocos, un cortijo particular que ha contado con la servidumbre de los murcianos.
Durante largos años los socialistas murcianos han ejercido de "conciencia crítica" en virtud de sus planteamientos políticos e ideológicos, aún a riesgo de ofrecer una imagen de "agoreros" que los populares han vendido como "anti-murcianismo", entiendiendo su particular "patriotismo" como la práctica del dicho "mata al rey y vete a Murcia, donde todo vale y está permitido", una labor en la que los líderes socialistas han tenido en frente a una sociedad vilipendiada por una derogación trasvasista que no se explicó como se debía y una multitud social hipnotizada por los fuegos artificiales del "Valcarcelato", ese sueño lúcido del que estamos despertando a marchas forzadas por culpa de un modelo que insisto se cae a pedazos, como bien pronosticaron los socialistas largos años.
La labor de socialistas, comunistas, ecologistas y progresistas activistas de diversa indole queda demostrada en el expediente. ¿O es que acaso no se ha advertido por activa y pasiva desde el PSRM-PSOE y otros movimientos sociales críticos que era un grave error poner todos los huevos de nuestra economía regional en la misma cesta? ¿Acaso los socialistas no han denunciado que el modelo aplicado desde la administración regional era insostenible y que nos abocaba a una catástrofe económica y social a medio-largo plazo? ¿Acaso no han denunciado los líderes de la oposición que nuestra comunidad autónoma era un nido de corrupción donde unos pocos se enriquecían a costa de una mayoría que se conformaba con las migajas? ¿O es que nadie se acuerda de que este partido, a pesar de que lo fácil y rentable electoralmente hubiese sido achantar y sumarse a la orgía especulativa, se ha partido la cara por desenmascarar a esos personajes que hace bien poco eran jaleados incondicionalmente por los ciudadanos de la Región de Murcia y hoy aparecen detenidos y esposados por estafar a esos mismos ciudadanos?
Los socialistas tenían razón, aunque cueste o moleste reconocerlo, si nos atenemos a razones y repasamos la hemeroteca. No será nada fácil reconocer errores colectivos y nuestro fracaso como proyecto económico y social para una sociedad que ha vivido en la absoluta ceguera, ajenos a lo que se cocinaba en los despachos oficiales al margen del interés general, panorama que estos últimos meses empezamos a vislumbrar gracias a policías, jueces y fiscales para asombro de aquellos incrédulos que censuraban hace no mucho cualquier intento de resistencia o denuncia hacia las prácticas corruptas. A muchos se les tenía que caer la cara de la vergüenza por apoyar a semejantes sinvergüenzas, los mismos que hoy recogen velas y se marchan a disfrutar de sus plusvalías a según qué paraísos fiscales. ¿O es que acaso los murcianos no sabían que se estaban dando prácticas ilegales o poco éticas y las permitían y refrendaban con su voto en las urnas?
El panorama después de convertir nuestra Región en Sodoma y Gomorra es desolador. El modelo de crecimiento en efecto se ha derrumbado y son ya más de 115.000 los parados que se cuentan, una cifra mayor que la que heredaron los populares cuando llegaron al gobierno, con la diferencia de que esta crísis no acaba más que empezar y la que conocieron cuando ganaron hace 14 años estaba dando sus últimos coletazos. Aún así nuestra sociedad era más justa y equitativa en 1995, y la muestra la tenemos en nuestra maltrecha sanidad y nuestra precaria educación (competencias transferidas), ambas con la pena de muerte sobre los hombros a causa de las políticas neoconservadoras del Partido Popular, que han apostado por el sistemático arrinconamiento y desafecto del sector público en favor del sector privado, del que se han bastado algunos de sus más importantes dirigentes para ganar escándalosas plusvalías que terminaban burlando el control de las instituciones y de los ciudadanos. Ese es el modelo por que hemos refrendado los murcianos, el del boicot de los más débiles, el del ahogamiento de los servicios públicos, el de la apuesta por facilitarle las cosas a los que por su posición económica lo tienen todo de cara, el del pillaje de los recursos públicos para oficio y beneficio de los mismos faraones que hoy llenan de desempleados nuestro panorama regional mientras tienen a buen racaudo los beneficios acumulados todos estos años.
Los "despreciados" socialistas murcianos, los apestados que se ganaron la repulsa y el odio de los murcianos, parece que iban bien encaminados y el tiempo les ha terminado dando la razón. No era sostenible construir miles de viviendas que no hacían falta con la infantil previsión de que los precios subirían de por vida, ni era razonable depredar y ordenar el territorio al margen de interés general y solo en base a criterios económicos cortoplacistas, ni menos aún era admisible que esos mismos políticos y empresarios dejasen de cumplir religiosamente con sus obligaciones de defensores del interés general para echarse en manos de especuladores sin escrúpulos formando con ellos numerosas sociedades mercantiles.
La corrupción generalizada se negó hasta la extenuación todos lo recordamos, era "un invento de los socialistas", y ahora nadie puede decir sin sonrojarse que nuestra clase política dirigente sea transparente y honrada, todos recordamos las manifestaciones y las promesas del presidente Valcárcel, un señor que quedó totalmente inhabilitado para presidir nuestra comunidad cuando negó en un debate electoral con el candidato socialista que su familia constara en 11 sociedades inmobiliarias, cuando después en su atrevimiento lanzó el ordago de que si se demostraran tales hechos él dimitiría ipsofacto; pues las pruebas llegaron y el presidente como si oyese cantos de sirena, que la cosa no iba con él, ¿pero le importó este extremo a los ciudadanos?. Así es el pelaje de nuestros gobernantes, los que hemos votado en cada cita electoral, a los que hemos otorgado legitimidad y nuestra confianza. ¿Cuando despertaremos de este letargo los murcianos?
Los gobiernos del Partido Popular nos han empobrecido y éste es un extremo que si somos razonables y dejamos de lado las posiciones partidistas, no se puede negar. Nuestro nivel de renta y poder adquisitivoo han retrocedido según las estadísticas oficiales, incluso (y esto es lo más grave) cuando el crecimiento era fuerte y sostenido; estamos fuertemente endeudados de por vida para pagar algo tan básico como la vivienda, con la que hemos especulado; nuestra sanidad está en quiebra y el SMS ni siquiera puede pagar a los proveedores, ahondando en la falta de medios técnicos y humanos que nos convierten en el peor sistema público santario de España junto a Valencia y Canarias. Faltan colegios y centros públicos, inversiones en nuestra educación pública mientras se han regalado terrenos y cedido recursos a centros concertados y universidades privadas católicas para "ricos". ¿Y qué decir de la cualificación de nuestros trabajadores y de la inexistente política industrial del gobierno regional? ¿Y de la economía sumergida? Tenemos uno de los sueldos medios más bajos de España después de tanto ladrillo, y con las pensiones andamos igual, en el furgón de cola. La política cultural es inexistente y encima tenemos que soportar y tragar pasando vergüenza con las excentridades del sobrísimo, lamentable.
Se ha optado por un urbanísmo irracional sin pies ni cabeza que ha priorizado el negocio especulativo de unos pocos, formando núcleos urbanos deshumanizados, auténticos bloques de hormigón y ladrillo sin niguna planficación a largo plazo, convirtiéndo nuestras ciudades en ratoneras, sin los servicios mínimos adecuados y acrecentando la pesadilla de los atascos cuyo cenit se encuentra en la zona norte de la capital murciana, el mayor disparate urbanita que se recuerda en la historia de nuestra región. Todo este lío para crear una sensación ficiticia de crecimiento, trabajo precario y mal pagado, ciudadanos mal formados, una sociedad poco productiva basada en la avaricia y la especulación, porque Valcárcel nunca aplicó una política industrial, educativa y económica seria ni se preocupó de implementar un modelo de crecimiento sostenible que garantizase el futuro de nuestros hijos. Y de aquellos barros estos lodos, queridos murcianos. Tenemos lo que nos merecemos.
Nuestra imagen en España y Europa ha sido perjudicada por la corrupción imperante en nuestro territorio. Nos conocen en todas partes y no para bien. Solo los más sectarios y radicales pueden seguir creyendo el discurso victimista del Partido Popular respecto a las investigaciones judiciales en la que los malos de la pelicula son jueces y fiscales y los cargos imputados del PP las victimas. Puede que el argumentario sirva para un caso, se sostiene con dificultades para dos, pero en veinte desde luego que no, no hace falta ser un lince para visualizar de una vez por todas que en esta Región se ha robado y estafado a gran escala, y de ahí los elevados índices de corrupción y economía sumergida, donde la practica totalidad de ayuntamientos, incluyendo el gobierno regional, han sido intervenidos por la Justicia o están camino de ello. ¿No son muchas, demasiadas casualidades? Los socialistas tenían razón también con sus denuncias, sí señor. Si no fuera por ellos no sabríamos por ejemplo que todo un ex-consejero y ex-delegado del gobierno se embolsaba supuestamente en sobornos y cohechos miles de euros que escondía en un trastero, o que un señor diputado, aupado meses atrás por su intimo amigo el presidente, tenía preparado el maletín con 3 millones de euros para retirarse en Brasil, o que un alcalde crecido de orgullo beneficiaba a una promotora con terrenos públicos y en perjuicio de las arcas municipales. ¿No hubiera sido una pena no saber que Peñalver, supuestamente, beneficiaba a unos pocos empresarios bajo comisión mientras que una mayoría honrada veía obstaculizados sus proyectos por negarse a pagar una mordida?
Esta es la Región de pillos y sinvergüenzas de la que muchos murcianos se han enorgullecido. Todavía les basta con echarle el marrón a Zapatero, como si él fuese el presidente de la comunidad autónoma y el garante constitucional de la actividad económica en esta tierra. No es creíble ese argumento de que la culpa de la crísis es de Zapatero (su parte de responsabilidad tiene por supuesto) cuando durante estos años han sacado pecho del crecimiento atribuyéndoselo a sus políticas, ahora quieren escaquearse y renegar de sus propias decisiones. No podemos seguir haciendole el pasillo a quienes nos han empujado a la ruina con sus pésimas actuaciones, provocando con sus políticas especulativas que pagásemos, por poner un solo ejemplo, verdaderas millonadas por un derecho básico como es el de la vivienda, porque sí queridos amigos, las competencias urbanísticas están en manos de Valcárcel, no de Zapatero. No podemos tolerar la burla de que quienes diseñaron junto al ex-ministro Cascos el tren de Alta Velocidad, aceptando un acuerdo lesivo para los intereres de los murcianos y un trayecto indirecto pasando por la Comunidad Valenciana, y que hoy renieguen de sus propias decisiones y echen balones fuera culpando a Zapatero, basta ya, hay que recuperar el espíritu crítico y la decencia como sociedad, y que nuestros políticos al menos tengan la vergüenza torera de asumir sus propias decisiones.
No podemos quejarnos de que no hay trabajo porque las obras estan paradas, ya lo vinieron adviertiendo los socialistas largos años y los murcianos lo único que profesamos en respuesta fue desprecio hacia aquellos que aventuraban el desastre a medio plazo. Y no era cuestión formal, de llamar a lo venidero crísis o desaceleración, ese es un debate insustancial que solo sirve a aquellos que quieren eludir su responsabilidad. Porque evidentemente no es Zapatero el que decide que se construye un resort de 2000 viviendas en Sucina o que se hagan dos centros comerciales en la zona norte junto a otras 20.000 (hoy mini-ciudades fantasma), ni quien destroteje parajes naturales ni quien privatiza la sanidad o la educación. Son competencias de la comunidad autónoma, una administración que maneja el doble de fondos públicos que el gobierno central y que ha sido receptora de ingentes cantidades de fondos europeos. ¿Cómo se han gestionado esos y otros fondos para que los ayuntamientos están a un paso de la quiebra? No es razonable decir que los males de esta tierra no son culpa de quienes la gobiernan desde hace 15 años y sí de un señor que se sienta a 400 kms cuya casi única función sobre la actividad económica regional consiste en enviar inversiones y repartir fondos para que los gestione la comunidade autónoma.
Así pues, los socialistas, con todos sus errores y su evidente desconexión con los murcianos, tenían razón y el tiempo se la ha dado: el modelo de crecimiento hacía aguas y la corrupción se enquistaba en nuestra clase política y empresarial. Es justo reconocerles el mérito. Señor Saura, usted tenía razón. Han cometido incongruencias, no tienen una trayectoria 100% limpia, pero eso no quita que en el fondo, ustedes estuviesen en lo cierto. Ahora lo que tiene que hacer es poner toda la carne en al asador para explicar a los ciudadanos que las políticas adoptadas en esta Región no eran adecuadas y empezar desgastar de verdad la imagen de los gobiernos conservadores de Valcárcel. Empiecen por recuperar el orgullo y digan alto y claro a la sociedad "nosotros teníamos razón", "se han cometido errores pero nosotros teníamos la razón". Y a partir de ahí a tratar de ilusionar a los murcianos con conceptos hasta hoy arrinconados y que vuelven a tener gancho como "trabajo estable", "economía productiva", o "investigación y desarrollo", potenciando una educación y una sanidad públicas, y reorientando la ordención del territorio para servir a los ciudadanos en vez de servir al bolsillo de los cuatro sinvergënzas de turno como ha venido ocurriendo estos años. Sí señores socialistas murcianos, ustedes tenían razón y el tiempo se la ha dado.