Twitter @Peperufo

    Sigueme en Twitter

    martes, 22 de agosto de 2006

    ESPERANZA AGUIRRE AL GRITO DE "VIVA ESPAÑA"

















    Los gritos de Esperanza.


    Hay una cualidad que no puede negársele a Esperanza Aguirre: tiene una enorme capacidad para ver la paja en el ojo ajeno y no percatarse de la viga en el propio. Eso sí, lo hace con una naturalidad y un desparpajo digno de mejor causa. En una entrevista concedida a Telva afirma lo siguiente:

    Una sociedad es libre cuando se puede ir a una plaza de cualquier ciudad y clamar contra lo que te apetezca. Yo no creo que alguien pueda ir al bulevar de San Sebastián o a la plaza de Cataluña, en Barcelona, con una bandera nacional y gritar "Viva España".

    Y es que Esperanza Aguirre, cuando sale por las mañanas del palacete madrileño donde vive, se encuentra todos los días a alguien ondeando una ikurriña y lanzando goras a Euskadi. Y los vecinos lanzándole rosas desde los balcones.

    ¿Que no se lo creen? Hagan la prueba. Un día de estos se acercan por ejemplo al barrio de Salamanca a clamar contra el gran capital que amasa fortunas explotando a los trabajadores o a reclamar la independencia de Cataluña. Y ya verán como los vecinos le invitan a tomar café a sus casas, pero a ninguno se le ocurriría insultar o agredir al manifestante.

    3 comentarios:

    Anónimo dijo...

    Yo creo que tiene mucha razon Esperanza Aguirre. Madrid ha recibido siempre a gentes de todas partes. No se puede decir lo mismo del pais vasco, que es todo lo contrario, ha hechado a su propia gente y no ha recibido a nadie. Cataluña ha recibido y empieza a echar haciendo la vida imposible. Conclusion: madrid es abierta y tolerante, y esa apertura de los madrileños ha puesto a la capital a nivel europeo: la tercera despues de Londres y Paris, y la sexta a nivel mundial. Mientras bcn se hunde rapidamente por meritos propios.

    Anónimo dijo...

    Es un hecho contrastado hace mucho que la izquierda progresista y solidaria sobre todo consigo misma el que se creen dotados de derechos divinos, pese a su laicismo, para una enorme cantidad de cosas que niegan a la derecha. Fundamentalmente son dos esos derechos, el de detentar el poder, derecho que jamás han reconocido a sus opositores y el derecho a criticar con todos los medios clásicos, manifas, declaraciones, imputaciones de acciones delictivas, peticiones de condenas penales, uso exclusivo de los medios, etc.

    Hoy el diario El País en su editorial nos da una prueba palmaria del ejercicio del derecho de pernada en exclusiva. El derecho de pernada es una metáfora que aquí me viene de perlas, El País en un mismo editorial afirma que la derecha no debe complicar, ni criticar ni pedir explicaciones por tragedias ocurridas bajo el mandato del PSOE, pero ellos si pueden apabullar con críticas demoledoras esas mismas políticas del PP.

    Comienza el editorial dedicado a la tragedia de la inmigración descontrolada titulado “No lo compliquen más”

    “Ya se ha afirmado con reiteración que la migración clandestina es un problema de muy difícil solución a corto o medio plazo. Ahora bien, resulta sencillo complicarlo más si cabe. En las últimas horas estamos asistiendo a discutibles acciones de altos funcionarios -si se exceptúa el viaje del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a Senegal- junto a gestos de demagogia del PP, que acusa al Gobierno de enviar ilegales a comunidades autónomas gobernadas por el primer partido de la oposición. Socialistas y populares deberían hacer un ejercicio de responsabilidad y buscar una política de consenso sobre el drama de la avalancha de subsaharianos en Canarias.”

    En el primer párrafo establece ya cómo es la realidad, siempre que ocurre una tragedia bajo el mandado del PSOE, igual da que sean incendios masivos, que accidentes de helicóptero, que muertes por miles en el mar de inmigrantes en cayucos, el problema es de muy difícil solución a corto y medio plazo y nunca es momento para la crítica y la exigencia de responsabilidades, si eso ocurre bajo el mandato del PP siempre es un problema que se podría haber previsto y que aplicando soluciones preventivas no habría ocurrido.

    El PP con sus críticas, que para la izquierda progre solo son gestos de demagogia lo único que hace es complicarlo más.

    En un brillante, ponderado y matizado ejercicio del derecho de pernada, El País se cepilla a continuación a tirios y troyanos, eso si, siempre del PP, y nos consta que esto que dice lo dice solo para no complicarlo todo más.

    “Son irresponsables y demagógicas las manifestaciones del diputado popular Arias Cañete y de representantes regionales de su partido al insinuar que la distribución de clandestinos a comunidades gobernadas por el PP obedece a un acto deliberado del Gobierno para poner en dificultades su gestión”

    Para culminar la ejercitación del derecho de pernada en exclusiva que hace el diario que se podría llamar El faro del gobierno y resto de progresía, hace una manifestación que yo tildo, como ellos tildan otras, de irresponsables y demagógicas.

    “Los populares no pueden sentirse muy ufanos de su política migratoria cuando estuvieron al frente del Gobierno de la nación. Hicieron masivos traslados sin ningún tipo de aviso y en sus primeros tiempos incurrieron en algún caso de violación de derechos humanos.”

    El que un progre solidario no reconozca a nadie el derecho a criticarle es un hecho, el que critiquemos a los progres por ningunearnos la capacidad de critica a sus barbaridades es un derecho, yo lo ejerzo como buenamente puedo y se.

    Artic dijo...

    xDDDD

    ¿Madrid abierta y Barcelona cerrada?

    Sinceramente, no lo creo. Yo vivo en Madrid, paso con bastante frecuencia por el barrio de Salamanca y es cierto que si alguien va allí al grito de "visca Catalunya" le rompen a uno la cabeza a paraguazos las viejas pijas y los facha-ejecutivos. ¿Tolerancia?Vaya por Dios...

    Tolerancia en Sol o en Lavapiés, y no siempre. Pero en cuanto pasas de la Cibeles cuidadito. Hay mucho prejuicio y mucha ignorancia en ciertas zonas de Madrid, por parte de los de siempre, los que se oponen a evolucionar como si eso significara acabar con su especie.

    Las veces que he estado en Barcelona, bastantes por cierto, me he encontrado una ciudad abierta, más cosmopolita y tolerante. Más ciudad en definitiva. Madrid me parece un pueblo con demasiada frecuencia. Grande, pero pueblo.