LA AMBICIOSA ESPERANZA Y LA RECETA LIBERAL

Esperanza Aguirre, la lideresa condesa del Partido Popular, nos deleitó en el programa 59 segundos con un espectáculo digno de sonrojo y vergüenza ajena, incluso para personajes que por trayectoria y recorrido pueden carecer de ella. Cuando esta mujer habla, detrás de ella, si os fijais, se pueden visualizar unos hilillos muy finos, casi transparentes, y al final de los mismos, desde arriba, se atisban los verdaderos amos de esta marioneta de porcelana, el lobby de la construcción, los poderes fácticos en la sombra. Son ellos los que mandan, dirigen y nutren a esta mujer de paja, presa de los calentamientos y susurros que sus mentores le dedican pensando más en la billetera y el negocio que en los ciudadanos, que para eso son liberales con mayúsculas, sí señor. Llegó al poder hipotecada por el lobby y por eso a ellos se debe, por educación y por necesidad, que ella es despistada pero nada tonta, y sabe que con el poder empresarial hasta el más mediocre pisa moqueta, ahí tenemos a George Bush para acreditarlo.

La boca de Esperanza se llena, hasta desparramarse, cuando menta los conceptos de lo que ella llama tan atrevida y dispuesta "la receta liberal", citando a Keynes, la muy culta, y ofreciendo al foro poco más que palabras huecas y conceptos generalistas con escasa profundidad y concreción, que de eso se trata, quedar bien delante de las cámaras con un discurso tan superficial que pasen inadvertidas las miserias de servidora. Para la crísis económica sistématica que nos golpea, nada mejor que las tesis liberales para sacar la cabeza, dice Esperanza, porque se ha demostrado en todo el mundo que funcionan de maravilla. ¡Bien Esperanza bien, si antes te lanzas antes te enfangas! Ahí tienes a tus admirados Estados Unidos, con receta liberal (super liberal) y con un líder a imagen y semejanza tuya, con poco fondo y mucha planta, donde la economía hace crack y la recesión ya asoma la cabeza. ¡Ahí es nada Esperanza! ¡Viva el liberalismo de las hipotecas subprime! Ese es el modelo que la presidenta de la comunidad de Madrid sueña para España, para echarse a temblar.

Precisamente Esperanza, son los principios liberales y neoconservadores, los que rezan que el mercado debe regularse por sí solo sin ingerencias gubernamentales, los que han destrozado la economía global, los mismos que se llevarán por delante la calidad de vida de esas personas que tanto dices que te preocupan a pesar de que las abandonas a su suerte todos los días, por poner solo un ejemplo, con un sistema público sanitario escasamente financiado impropio de la comunidad autónoma que representas. El "laissez faire-laissez-passer" como piedra filosofal de las clases altas ha fracasado y fracasará, muy a pesar de las clases medias y bajas que, engañadas con susurros, serán las que paguen el pato de tanto desenfreno, de tanta avaricia y tanto pillaje. Ahora los bancos ejecutan, embargan y muerden la yugular Esperanza, y quizá, solo quizá, si los gobiernos de este mundo hubiesen sido "menos liberales", ahora millones de familias no se encontrarían endeudadas hasta las cejas y a punto de hacerle el nudo a la soga.

Qué decir Esperanza del lío de la vivienda, montado al albur de una de esas leyes neoliberales que tanto te gustan, la ley del suelo, selva para los pillos y los corruptos que tanto mimais y defendeis como partes indispensables del sistema, de ese sistema libertario que tiene al país en vilo y que nos costará muchos disgustos. Ahí tendrás, tú y todos los demás, ración doble de liberalismo, a ver cómo Keynes se deselvuelve con este agujero negro. Como siempre clamareis porque se rebajen impuestos, y además se haga con desenfreno, y que se corte el grifo del gasto social, claro que sí, y que se arreglen los pobres, los necesitados, los colectivos desfavorecidos, y si no que espabilen, ¿verdad? Encima de tontos apaleados, eso nos dice por lo "bajini" Aguirre, pobres empresarios, pobres brokers, pobres seres humanos que no llegan a final de mes ganando un kilo mensual como ella. Si eso es el Keynesianismo no me muerdo la lengua, yo lo llamaría "hijo putismo" puro y duro, sin paños calientes.

Las peleas de gallos en el PP son lo de menos. Tanto Rajoy como Aguirre son políticos en decadencia que por sí solos no tienen "punch" suficiente para ganar al telegénico Zapatero, pero esa no es la amenaza. Se morderán, se empujarán y cuando la sangre esté fresca, se boicotearán. Pero lo realmente peligroso del asunto no es el nombre del cabeza de cartel si no sus recetas, sus pócimas mágicas, sus pretendidas bajadas de impuestos para beneficiar al empresariado y torpedear el sector público, sus olfatos para hacer negocio con todo y por todo, su cerrazón en homogeneizar esa España plural, libre, bonita y desenfadada que tanta admiración provoca en nuestros vecinos europeos. Esperanza es solo más de lo mismo, no menos ni más que Rajoy o Pizarro. El problema vendrá si las tésis liberales logran imponerse a otras recetas más sensatas, si la barra libre vuelve a ser presentada a la opinión pública como la solución a nuestros problemas, si la crispación vuelve a envilecer a los despistados para darles, otra vez, la mano en esta jugada.

La crisis económica que tenemos encima abrirá un debate ideológico que habrá que dar para que los "liantes" no nos engañen y nos vendan la moto con promesas para encantar serpientes. Los socialdemócratas tienen, deben levantar la voz y denunciar que estamos donde estamos, en gran parte, por aplicar esas recetas liberales que tanto defienden en el Partido Popular, que no representan oportunidades si no más bien una amenaza constante. Hay que señalar, subrayar que el país no lo pueden dirigir los empresarios a la sombra de un mercado que sin límites procura pingües beneficios al poderoso y platos rotos al humilde. La encarnizada lucha se librará en todos los ambitos y habrá que dar el "do" de pecho para convencer a los desencantados, a los miles de ciudadanos que se encontrarán perdidos, aislados, sin un horizonate seguro al que agarrarse. La crisis será dura y prolongada, pero será una oportunidad para virar el modelo de crecimiento y así apostar por un sistema más equilibrado y sostenible, capaz de acercarnos a mayores cuotas de bienestar social sin poner en peligro el crecimiento económico y la estabilidad en el empleo.

Ese será, sin lugar a dudas, el reto de los próximos años. Si el PP se rompe o no, es lo de menos porque, al final, el dinero todo lo puede, y si hay que escenificar unión, se escenifica, vosotros lo sabeis tan bien como yo. Aprovechemos este entuerto para recargar nuestros principios y nuestros argumentos. "Previsión", esa es la palabra, porque los fariseos no dudarán en culpar a Zapatero de todo lo malo que acontezca. La legislatura más ideológica de los últimos años ha empezado a andar. Ahora o nunca, es el momento de la socialdemocracia. Que las Esperanzas y los Pizarros no saquen pecho, que agachen la cabeza. Ese será el objetivo, no lo olvideis.

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