LA ESTRATEGIA ANTIDEMOCRÁTICA DE FERNANDO SAVATER O CÓMO HACER EL JUEGO SUCIO AL PARTIDO POPULAR.



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Savater denuncia que “se trata de contentar de cualquier modo a la fiera por miedo a un zarpazo que se cargue al Gobierno”

Es posible que ETA regrese cualquier día de éstos a sus métodos tradicionales y vuelva a matar, como lamentablemente ha hecho a lo largo de casi medio siglo e hizo con escalofriante intensidad después de la tregua de hace menos de diez años, la que le correspondió gestionar a José María Aznar. ETA ha matado al almirante Carrero Blanco, presidente del Gobierno de la dictadura franquista, a un ex ministro de Felipe González, Ernest Lluch, o al que fuera vicepresidente del Gobierno autonómico de Euskadi, Fernando Buesa.

Ha intentado atentar en varias ocasiones contra el Rey y, desde luego, se ha llevado brutalmente por delante a una terrible relación de seres humanos, en su mayoría anónimos, guardias civiles, policías, militares de alto rango y de menos rango, concejales sobre todo del PP y del PSE, ciudadanos y ciudadanas de a pie que estaban de compras en Hipercor o que pasaban por ahí cuando estallaron los explosivos manejados por siniestros etarras.

Puede matar o no

ETA puede volver a matar, en efecto. Pero puede no hacerlo. En los últimos años –antes, durante y después del proceso de paz- no lo ha hecho, salvo en el atentado del 30 de diciembre del pasado año en la T-4 de Barajas, que costó la vida a dos madrileños nacidos en Ecuador. ¿Es mejor o peor, a día de hoy, la situación respecto a ETA en relación a etapas anteriores no lejanas? Negar que la situación de ahora es sensiblemente mejor sólo se justifica en clave de dislate mayúsculo o de provocación sectaria. O también como exhibición de impudicia intelectual o de estrategia política con fines estrictamente electoralistas.

Asombroso

Por eso resulta asombroso que un escritor, profesor y filósofo como Fernando Savater haya denunciado en El Mundo que lo de De Juana Chaos y lo de Otegi “son acciones que indican que se está tratando de contentar a la fiera de cualquier modo porque se tiene miedo de que pegue un zarpazo y se cargue al Gobierno”. ¿Asombroso? Más bien habría que hablar de zafiedad de juicio o de obnubilación, fruto de su paulatino acercamiento a las tesis del PP en el asunto que nos ocupa.

Méritos no discutibles

Los méritos de Savater en orden a plantar cara a ETA y Batasuna no son discutibles. Pistas recientes lo han confirmado. Nunca se ha ocultado ante el peligro, habiéndose podido refugiar en una apacible torre de marfil, allí donde se cobijan algunos intelectuales que miran con desdeño, por encima del hombro, las peripecias y miserias del resto de sus conciudadanos. Pero Savater no está exento, como es lógico, de errores, de equivocaciones y de tentaciones de protagonismo irrefrenable, como si la única receta para acabar con la pesadilla del terror fuera la que él abona o patrocina en coincidencia creciente con los planteamientos de Jaime Mayor Oreja y compañía.

Respuesta fácil

Desde la transición acá, nunca un Gobierno ha caído en función de los asesinatos y tropelías múltiples llevadas a cabo por ETA. Ha habido zarpazos abundantes de la fiera, demasiados zarpazos, demasiada sangre, demasiado dolor. ¿Por qué si ETA vuelve a sus viejas y repugnantes costumbres, podría ser que, en esta ocasión, sí se cargara al Gobierno? ¿Conoce la respuesta Savater? Es fácil. Porque, por vez primera en estos treinta años de democracia española, la oposición mayoritaria no sólo no ha estado al lado del Gobierno, sino que ha puesto todo género de trabas para bloquear al máximo la política antiterrorista de Rodríguez Zapatero.

Árboles y bosque

Parece increíble que a un talento tan admirable como el suyo los árboles le impidan contemplar el bosque en su conjunto. Su clarividencia probablemente se ha ofuscado. Ya dio síntomas más que inquietantes en aquel artículo publicado por él en El País, a raíz del asesinato del citado Ernest Lluch a manos de ETA, en noviembre del año 2000. Muchos preferimos no recordarlo. Quizás haya que hacerlo para que los más jóvenes entiendan algunas de las genialidades dialécticas de tan polémico filósofo. Siga Savater, si lo cree pertinente, en ¡Basta ya! Pero comprenda que otros también pueden decir de usted ¡basta ya!

Enric Sopena

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