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    martes, 29 de noviembre de 2005

    CARLOS CARNICERO CANTANDO VERDADES













    CARLOS CARNICERO
    El Zumbido

    A propósito del patriotismo


    Hubo un tiempo en el que la derecha española simulaba el patriotismo. Siempre era la primera invocación para cualquier propósito, incluidas las tentaciones golpistas que eran cotidianas en el siglo XIX y a principios del XX, hasta que Franco las extirpó de un plumazo, institucionalizándose en forma de dictadura. Luego lo intentaron Milans del Boch y Tejero, que también invocaban que la patria estaba en peligro. Ahora la patria solo se defiende frente a los catalanes.

    Estamos instalados en la paradoja de los que se amarran a la Constitución hasta tratar de apropiársela claudican en la soberanía nacional para regalársela a la primera potencia del mundo. Son los que nos metieron de hoz y coz en la guerra de Irak solo para hacerse la foto de Las Azores con la ensoñación de que esa claudicación nos haría jugar en “primera división”. Ahora, que ha pinchado la liga, y que la administración Bush roza los mínimos históricos de popularidad interna en la historia presidencial norteamericana, la derecha española protesta porque nuestro país ha firmado el más importante contrato de venta de armas de la industria española con Venezuela. Todo porque a Estados Unidos no le gusta la venta.

    En corolario a ese disgusto de la derecha española, sería de agradecer que el ínclito Ángel Acebes pidiera a la administración norteamericana que suspendiera la compra de petróleo a Hugo Chávez, toda vez que el quince por ciento de las importaciones energéticas norteamericanas se hacen a Venezuela. Dinero líquido para un país que tanto les desagrada como para pedir que España se sume a un embargo de armas inexistente.

    El Partido Popular ya no sabe que hacer para organizar su oposición. Para el señor Rajoy, prescindir de una venta de mil setecientos millones de euros para agradar al amigo norteamericano de José María Aznar, es una decisión inteligente. Solo falta que el presidente del PP visite las factorías y los astilleros en donde se fabrican las fragatas y los aviones y les explique a sus trabajadores que por no desagradar a la primera potencia del mundo podemos proceder al cierre de nuevos astilleros. Hubo un tiempo en que la derecha simulaba defender la soberanía española para tomar sus propias decisiones.

    Magnífico como siempre el señor Carnicero.

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