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    domingo, 4 de noviembre de 2007

    ARTÍCULO: LOS AUTORES INTELECTUALES SON ELLOS




    Todo reo condenado como autor material de un delito es a la vez su autor intelectual. Si no, sería absuelto por haber actuado con ignorancia o privado de razón. Cuando se habla por separado de los autores intelectuales, se hace una referencia vulgar a quienes, por defecto, intervienen en un hecho delictivo sin ser sus ejecutores materiales. Esta intervención no material puede adoptar diversas formas previstas en el Código Penal (provocación, proposición, inducción, etc), pero ninguna de ellas es imprescindible para la comprensión de un hecho delictivo, ni mucho menos para enjuiciar y condenar a sus autores materiales cuando actúen de manera consciente y voluntaria.

    Esto vale también para los atentados terroristas, como puede comprobarse en la mayoría de las sentencias contra etarras; si ya es difícil identificar a los que ponen las bombas o aprietan el gatillo, mucho más lo es saber quién les dio la orden desde San Juan de Luz, pero la ignorancia de quién es éste no impide la condena de aquellos y nadie piensa que la sentencia deje un vacío jurídico, por lo menos un vacío distinto del que existirá siempre que no se haya desarticulado por completo una organización terrorista.

    Las condenas del 11-M son por asesinatos adjetivados de «terroristas» (lo que supone una mayor pena) en consideración a su finalidad: «derrocar los regímenes democráticos» para imponer «un estado islámico bajo el imperio de la sharia». Cualquier autor intelectual que pudiera haber inducido, propuesto o provocado los atentados de Madrid compartirá necesariamente ese objetivo yihadista. La serie de sospechosos puede ser larga y llegar hasta Bin Laden, pero la sentencia no es compatible con otro objetivo «intelectual».

    Gonzalo Martínez-Fresneda
    Abogado

    Comentarios :D

    7 comentarios:

    Anónimo dijo...

    Han mentido tanto que, al final, ya no saben qué es verdad y qué es mentira.

    Se creen sus propias falsedades y no distinguen la realidad del delirio.

    Caminan ebrios de odio, enfermos de rabia leyendo El Mundo y oyendo la Cope, con puñales clavados en los ojos.

    Inspiran, sobre todo, tristeza.

    Anónimo dijo...

    Espero que el PSRM no caiga en la mentira cuando decía que con la corrupción no se juega, ya se habla de entendimiento entre fiscales (Murcia y Madrid). Hay mucha prisa en cerrar las transferencias de justicia, y eso siempre beneficiría al PPRM en estos momentos dada la correlaciónd de fuerzas entre los pocos jueces que están por la labor.

    Carlos dijo...

    Esto del autor intelectual es agarrarse a un clavo ardiendo. Quieren dar a entender o poner en duda que el terrorismo islámico es el autor del atentado, y para ello recurren a lo que sea.

    Lo cierto es que si el Egipcio hubiera sido condenado por autor intelectual estarían diciendo que quieren saber quién dio la orden al Egipcio. Y así eternamente, lo mejor es no hacerles caso y dejarlos solos con sus paranoias.

    Saludos.

    Anónimo dijo...

    Charris se adentra en 'El corazón de las tinieblas'

    Mañana se presenta en Madrid la edición de la novela de Conrad que el pintor cartagenero ha ilustrado para Círculo de Lectores en la línea de Barceló y Arroyo
    06.11.2007 -

    ANTONIO ARCO

    EL HORROR. El pintor cartagenero ha recreado la brutalidad y la fascinación que conviven en la novela más aclamada y eterna de Joseph Conrad. / ÁNGEL MATEO CHARRIS

    «Cuando pinto es cuando menos solo me siento», dice Ángel Mateo Charris (Cartagena, 1962), que acaba de ver cumplido uno de sus sueños: ilustrar con su pintura inconfundible y su pulso imaginativo y poético uno de sus libros preferidos, El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, una de las novelas que uno debe leer antes de morir, y lo antes posible para entender mejor la vida, el mundo y al hombre. Y lo ha hecho por encargo, a lo grande y con el éxito -una vez más- garantizado: la editorial Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, en el año que celebra sus 45 años de relación con millones de lectores, le pidió que pusiese rostro y belleza al horror que anida en el interior del corazón humano. El resultado de este trabajo, en la línea de exquisita edición que ya conocen otros artistas de la categoría de Miquel Barceló (La Divina Comedia), Guillermo Pérez-Villalta (Viajes de Gulliver), Eduardo Arroyo (La Biblia) o Jaume Plensa (Teatro completo de William Shakespeare), es excelente.

    Charris, que ayer viajó a Madrid para preparar la presentación de la obra, que mañana tendrá lugar en el Centro Cultural Círculo de Lectores, está feliz con este trabajo, que le ha reportado «una gran satisfacción personal. No hablo de lo artístico, porque a mí mis obras nunca me terminan de convencer del todo, no soy de los que se dan palmaditas en el hombro». Habla del encuentro con África, con la desmesura y la nada, con el silencio más extremo y los gritos del hambre y la injusticia, con la belleza en estado puro y el corazón desarmado ante la soledad a la que estamos condenados. El corazón de las tinieblas tiene al río Congo, en el antiguo Congo belga, como escenario de la constatación de que el hombre es un lobo para el hombre, de que la locura nos ronda -feroz- a todos y de que Joseph Conrad regaló a la Humanidad una de esas obras que nos reconcilian con nuestros semejantes.

    Recuerdos

    Charris se enamoró de África hace años, durante el viaje que realizó a Mali para preparar la exposición Tubabus en Tongorongo, un encargo de la VII edición del festival La Mar de Músicas. Desde entonces, cada vez que vuelve del continente negro se trae nuevos alimentos para su alma y sus lienzos, y recuerdos que le arden entre las manos y con los que va construyendo un diario con poder alucinógeno: «Cruzamos el río bajo una niebla de estrellas. Noté extraño tanto silencio y me eché la mano al cinto en un acto reflejo. Buscaba el móvil como el amputado que busca un miembro fantasma». Charris ha permanecido mucho tiempo compartiendo heridas y extrañezas con los dos grandes protagonistas de El corazón de las tinieblas: el capitán Marlow y el agente comercial -perdido en las entrañas de la selva y ganado por la barbarie- Kurtz. Marlow: el capitán del barco que surca el río Congo, claro álter ego de Conrad. Y Kurtz: el agente cuya inteligencia y cultura han sido presas de la oscuridad que habita en nuestro propio inconsciente, y a cuya búsqueda y rescate acude Marlow.

    Un viaje a los ojos de la crueldad, una inmersión en el corazón acorazado de los hombres. «Ahora, cuando miro los dibujos, tengo una sensación extraña», indica Charris, que ve cómo su prestigio como artista crece al tiempo que él no deja de asomarse con mirada asombrada a la realidad: «Nos soportamos el mundo y yo, nos nos molestamos mucho el uno al otro y procuro que no se compliquen las cosas, aunque sé muy bien que todo cambia de un día para otro». Todo, incluidos los sueños, que son de aire, tierra, mar y fuego.

    Pasa de pintar el blanco riguroso y extraño del Círculo Polar Ártico, que le dejó la memoria habitada por las imágenes heladas de un viaje al frío que despierta la necesidad de la ternura, al interior cuajado de peligros que rodea el eterno deambular del río Congo. Y no puede evitarlo, tanto el Círculo Polar Artico como África se le han clavado en el corazón, aunque no tiene la menor intención de dejar de vivir en Cartagena.

    Anónimo dijo...

    Charris se adentra en 'El corazón de las tinieblas'

    Mañana se presenta en Madrid la edición de la novela de Conrad que el pintor cartagenero ha ilustrado para Círculo de Lectores en la línea de Barceló y Arroyo
    06.11.2007 -

    ANTONIO ARCO

    EL HORROR. El pintor cartagenero ha recreado la brutalidad y la fascinación que conviven en la novela más aclamada y eterna de Joseph Conrad. / ÁNGEL MATEO CHARRIS

    «Cuando pinto es cuando menos solo me siento», dice Ángel Mateo Charris (Cartagena, 1962), que acaba de ver cumplido uno de sus sueños: ilustrar con su pintura inconfundible y su pulso imaginativo y poético uno de sus libros preferidos, El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, una de las novelas que uno debe leer antes de morir, y lo antes posible para entender mejor la vida, el mundo y al hombre. Y lo ha hecho por encargo, a lo grande y con el éxito -una vez más- garantizado: la editorial Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, en el año que celebra sus 45 años de relación con millones de lectores, le pidió que pusiese rostro y belleza al horror que anida en el interior del corazón humano. El resultado de este trabajo, en la línea de exquisita edición que ya conocen otros artistas de la categoría de Miquel Barceló (La Divina Comedia), Guillermo Pérez-Villalta (Viajes de Gulliver), Eduardo Arroyo (La Biblia) o Jaume Plensa (Teatro completo de William Shakespeare), es excelente.

    Charris, que ayer viajó a Madrid para preparar la presentación de la obra, que mañana tendrá lugar en el Centro Cultural Círculo de Lectores, está feliz con este trabajo, que le ha reportado «una gran satisfacción personal. No hablo de lo artístico, porque a mí mis obras nunca me terminan de convencer del todo, no soy de los que se dan palmaditas en el hombro». Habla del encuentro con África, con la desmesura y la nada, con el silencio más extremo y los gritos del hambre y la injusticia, con la belleza en estado puro y el corazón desarmado ante la soledad a la que estamos condenados. El corazón de las tinieblas tiene al río Congo, en el antiguo Congo belga, como escenario de la constatación de que el hombre es un lobo para el hombre, de que la locura nos ronda -feroz- a todos y de que Joseph Conrad regaló a la Humanidad una de esas obras que nos reconcilian con nuestros semejantes.

    Recuerdos

    Charris se enamoró de África hace años, durante el viaje que realizó a Mali para preparar la exposición Tubabus en Tongorongo, un encargo de la VII edición del festival La Mar de Músicas. Desde entonces, cada vez que vuelve del continente negro se trae nuevos alimentos para su alma y sus lienzos, y recuerdos que le arden entre las manos y con los que va construyendo un diario con poder alucinógeno: «Cruzamos el río bajo una niebla de estrellas. Noté extraño tanto silencio y me eché la mano al cinto en un acto reflejo. Buscaba el móvil como el amputado que busca un miembro fantasma». Charris ha permanecido mucho tiempo compartiendo heridas y extrañezas con los dos grandes protagonistas de El corazón de las tinieblas: el capitán Marlow y el agente comercial -perdido en las entrañas de la selva y ganado por la barbarie- Kurtz. Marlow: el capitán del barco que surca el río Congo, claro álter ego de Conrad. Y Kurtz: el agente cuya inteligencia y cultura han sido presas de la oscuridad que habita en nuestro propio inconsciente, y a cuya búsqueda y rescate acude Marlow.

    Un viaje a los ojos de la crueldad, una inmersión en el corazón acorazado de los hombres. «Ahora, cuando miro los dibujos, tengo una sensación extraña», indica Charris, que ve cómo su prestigio como artista crece al tiempo que él no deja de asomarse con mirada asombrada a la realidad: «Nos soportamos el mundo y yo, nos nos molestamos mucho el uno al otro y procuro que no se compliquen las cosas, aunque sé muy bien que todo cambia de un día para otro». Todo, incluidos los sueños, que son de aire, tierra, mar y fuego.

    Pasa de pintar el blanco riguroso y extraño del Círculo Polar Ártico, que le dejó la memoria habitada por las imágenes heladas de un viaje al frío que despierta la necesidad de la ternura, al interior cuajado de peligros que rodea el eterno deambular del río Congo. Y no puede evitarlo, tanto el Círculo Polar Artico como África se le han clavado en el corazón, aunque no tiene la menor intención de dejar de vivir en Cartagena.

    Milio'i Sebastián dijo...

    Ladran, luego cabalgamos.

    Anónimo dijo...

    Cómo calan en gran parte de la sociedad los argumentos simplones.

    Con lo bién que lo hacia el PP, con lo que queriamos todos a Aznar, cómo es posible que perdieran las elecciones.

    Si un argumento cabe en una frase, se imprime en El Mundo, se ve en Telemadrid y se escucha en la Cope es tan cierto que deberia ir como anexo en la biblia.

    Un saludo.