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    lunes, 1 de mayo de 2006

    EL PP ARRINCONADO Y SOLO EN LA REFORMA EDUCATIVA.















    El PP, solo ante la LOE.


    JOSÉ MARÍA MARÍN MARTÍNEZ.

    Si por algo se ha caracterizado la gestión del Gobierno de España en esta primera parte del ecuador de la legislatura, ha sido por su carácter eminentemente reformista. Un reformismo que resalta mucho más aún en la medida en que el Partido Popular se ha precipitado inexorablemente por la senda del inmovilismo, mostrándose incapaz de dar una respuesta cabal y ajustada a los problemas que preocupan a los ciudadanos. Con la aprobación definitiva de la Ley Orgánica de Educación (LOE) por el Congreso de los Diputados, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha cumplido con uno de los principales compromisos contraídos en las elecciones de 2004.

    La LOE es, sin duda, una de las leyes más importantes de esta legislatura. Es el punto de confluencia de muchas voluntades diversas y complementarias, y está llamada a dar, durante los próximos años, la estabilidad que el sistema educativo necesita. Conserva en su articulado lo mejor de las leyes anteriores e incorpora otras cuestiones nuevas, fruto del diálogo y la negociación con todos los sectores implicados: partidos políticos (incluido el PP, que lamentablemente no se ha sumado al acuerdo), sindicatos, asociaciones de padres y madres, asociaciones de estudiantes, representantes de la patronal de la enseñanza, etc., hasta completar un total de casi 100 reuniones, en las que -justo es reconocerlo- ha jugado un papel extraordinariamente relevante el diputado socialista por Murcia, experto en asuntos educativos, Raimundo Benzal.

    Para el PP no ha sido suficiente. El Partido Popular ha sido el único que se ha opuesto finalmente a su aprobación, y con esta decisión, los diputados populares han acentuado su soledad y aislamiento y han puesto de manifiesto que para ellos prima el interés partidario sobre interés general. De nada ha servido que la LOE estuviera avalada por el informe favorable del Consejo de Estado, ni que éste haya verificado que esta Ley garantiza la cohesión del sistema educativo en toda España, e incluso lo fortalece, a través de nuevos programas de cooperación entre el Gobierno central y las Comunidades Autónomas. Ni tampoco ha servido de nada que establezca unas enseñanzas mínimas para todo el Estado, dentro del respeto a las competencias de las Comunidades Autónomas.

    Y es que, en esto como casi en todo, el PP es como el perro del hortelano: ni come ni deja comer. Pero, lo mismo que dos no discuten si uno no quiere, dos tampoco se ponen de acuerdo si uno se empeña en impedirlo a toda costa. En fin, ellos verán.

    Los socialistas prometimos un sistema educativo de calidad, que aportara mayor cohesión social, y la LOE es nuestra respuesta. Una Ley que, en síntesis:

    Refuerza la escuela pública y la convierte en el gran instrumento de cohesión educativa; garantiza una plaza escolar gratuita desde los 3 años; compromete la inversión de 7.000 millones de euros en 5 años (recordemos que el PP no incorporó a la LOCE memoria económica alguna); lucha contra el fracaso escolar, con programas de apoyo y refuerzo para aquellos alumnos que tienen problemas; incrementa las becas para que puedan estudiar los alumnos económicamente más desfavorecidos (este año hay en España 40.000 estudiantes más con beca); atiende a la diversidad, garantiza la igualdad de oportunidades y previene la exclusión; cumple lo establecido en el acuerdo sobre enseñanza suscrito entre España y la Santa Sede, por el que la religión tiene que ser ofertada obligatoriamente por los centros, pero es voluntaria para los alumnos; prima la educación ética y ciudadana y la igualdad entre hombres y mujeres; garantiza el derecho de los padres a la libre elección de centro, pero impide que los centros elijan y segreguen a los alumnos; refuerza, en fin, el papel del profesorado, mediante los acuerdos alcanzados con los sindicatos para la mejora de sus condiciones laborales y salariales, tanto en la enseñanza pública como en la privada. Pero para el PP no ha sido suficiente.

    Estar en la oposición no significa tener la obligación de oponerse necesariamente a todo. Hay asuntos, y la educación es uno de ellos, que por su importancia, lejos de convertirse en motivo de confrontación permanente, deben abordarse desde la inequívoca predisposición para el acuerdo. Y eso suele ser valorado positivamente por los ciudadanos. Todos recordamos como, contrariamente al estilo bronco de oposición que exhibe el PP, Zapatero llegó al poder tras hacer una oposición respetuosa y caracterizada por buscar en muchos asuntos el entendimiento y el pacto con el gobierno de Aznar. Lamentablemente, Rajoy y los suyos se obstinan en perseverar en el error. En fin, ellos sabrán.

    José María Marín Martínez es secretario de Política Institucional del PSRM-PSOE.

    3 comentarios:

    Anónimo dijo...

    Afortunadamente se derogó la Loce. Vamos por el buen camino.

    Anónimo dijo...

    Es una mejora, es cierto, perop no es oro todo lo que reluce. Somos muchos los que no somos favorables totalmente a la ley. La carrera de filologia inglesa desaparece como tal, abocando a los estudiantes a un nivel inferior de conociminetos en general de la lengua que realmente quieren estudiar a favor de una segunda lengua que problablemnte no nos interese para nada (A la vista está el interes que esta tiene en el presente sistema universitario). No es logico que carreras como filologia catalana, gallega y basca permanezcan como tales y otras con tanta projeccion de futuro y validez como la inglesa desaparezca en un popurri de asignaturas comunes.

    Anónimo dijo...

    No es cierto que la filología inglesa desaparezca, entre otras cosas porque eso no es cuestión de la LOE, sino de la reforma universitaria, en la que si hay una filología asegurada precisamente es la inglesa.